La estupidez es algo que no tiene límites, pero cuando es acompañada por la maldad, suele convertirse en algo mucho peor y peligroso.
En muchos casos, el anonimato es utilizado para tratar de esconder la mano portadora de una piedra que nadie se atreve a arrojar y que bien podría lastimar, según su peso y el blanco al cual es dirigida.
Nunca puede ser tomado de buena manera el anuncio de una muerte ficticia, cuando sólo es arrojada con el fin de herir y escandalizar.
¿Con qué otro propósito, si no, habría sido lanzada, en Twitter, la falsa noticia sobre la muerte de la señora Mirtha Legrand, quien goza de una salud envidiable a sus ochenta y pico de años?
Eso fue lo que sucedió en el día de hoy, cuando entre las sombras del anonimato que suelen brindar las redes sociales (Twitter, en este caso) un desconocido aprovechó el revuelo generado tras la infidelidad de Juanita Viale para continuar echando leña al fuego, luego de una nueva separación entre la nieta de la diva y el actor Gonzalo Valenzuela. Y la respuesta es simple: un estúpido.
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