Pacientes y organizaciones profesionales advierten acerca de la falta de información existente en el manejo de la afección, que es sobrellevada por más de 300 millones de personas en todo el mundo.
En el Día Mundial del Asma, conmemorado cada 7 de mayo, pacientes y organizaciones profesionales advierten acerca de la falta de información existente en el manejo de la afección, que es sobrellevada por más de 300 millones de personas en todo el mundo.
Además, un reporte internacional de the Global Initiative for Asthma (GINA) calcula que para el 2025 el número de afectados llegará a 400 millones.
Frente a este panorama, la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) explica que la enfermedad tiene un comportamiento impredecible ya que sus síntomas pueden ser leves o incluso inexistentes, pero en cualquier momento pueden presentarse y ser graves.
Por tanto, consideran que “lo importante es un diagnóstico adecuado para iniciar un tratamiento efectivo que permita lograr el control total del asma y así mejorar la calidad de vida de los pacientes”.
El Dr. Andrés Echazarreta, Presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria sostiene que, “El asma es aún una enfermedad diagnosticada inadecuadamente. Muchos pacientes reciben diagnósticos erróneos como ‘bronquitis alérgica’ o ‘broncoespasmo. El diagnóstico erróneo conduce, indefectiblemente, a un tratamiento insuficiente o inadecuado”.
En contrapartida, los especialistas insisten en la necesidad de realizar una evaluación periódica y un tratamiento adecuado, con el fin de disfrutar de una vida normal.
“Para lograr un adecuado diagnóstico de asma, es importante evaluar la función pulmonar, así como estimar de que manera la enfermedad impacta en la vida cotidiana del paciente y determinar la frecuencia y la intensidad de los síntomas”, indica Echazarreta.
Según precisan desde el organismo, el estudio AIRLA (Asma en Latinoamérica) demostró que en Argentina, el 32% de los asmáticos nunca había realizado dicho examen.
Finalmente, los especialistas advierten que la enfermedad no controlada provoca una reducción en la calidad de vida de los pacientes debido a que sus síntomas afectan la calidad del sueño, limitan las actividades normales, condicionan las actividades deportivas, perturban la vida laboral o escolar y la vida cotidiana, causan afecciones psicológicas tanto en el paciente, como en su familia, e incluso pueden conducir a frecuentes hospitalizaciones e, incluso, a la muerte.
Por InfoGEI-Ga
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