Inquieta, dulce, linda y avasallante, así podríamos definir a Azul Romero Bizzotto, esta joven de 15 años que desde el pasado sábado es la nueva Reina de la Primavera 2014.
¿Mamá como se llama esa señora a la que dicen que me parezco, decime que la quiero buscar?, le preguntaba a Ligia su madre mientras hurgueteaba en el teléfono celular, amigo inseparable de los chicos, googleando a Mónica Ayos. A sí soy parecida, fue su respuesta cuando la vio, para inmediatamente prestarse a la entrevista.
Azul sonríe siempre, es muy segura de sí misma y reconoce que en plena competencia vio que había chicas muy lindas y se dedicó a disfrutarlo sin preocuparse demasiado de lo que pasara.
Custodiada por su novio, la reina dice estar preparada para ser la Reina del Cuatricentanario y eso la llena de orgullo.
Para comenzar la nota nos contó que se inscribió sobre el final porque no estaba decidida: “No quería, no me animaba, tenía miedo de lo que me diga la gente, mis compañeras y fue a último momento el sábado, una semana antes de la fiesta, me preguntaron y dije que sí y me anotaron el lunes que ya cerraba la inscripción-faltaban dos horas justo- y yo estaba en el colegio y mi mamá me decía te estamos anotando y yo tenía miedo de no llegar. Mi compañera de banco me decía le puedo contar a las chicas y yo le dije que no cuenten nada, porque si no me llegaba a poder anotar, porque no se daba el tiempo.
Al otro día ya tuve la primera reunión que fui con unos nervios, no me quería bajar del auto, tenía miedo y me tuvo que bajar mi papá y en el primer ensayo estuve muy, muy nerviosa, encima vinieron todas las cámaras, los fotógrafos que eso tendría que ser más delante y después a partir del segundo ensayo estuvimos bien, estaba más contenta, tenías ganas de ir porque nos llevábamos muy bien, llevábamos tortas, hablábamos siempre nos retaban porque había un grupo que hablábamos mucho.
Mamá quería que participe estaba muy nerviosa- estaba más nerviosa que yo-, me estuvieron consistiendo mucho y mis hermanos se enojaban porque el más chiquito siempre tiene toda la atención y ahora estábamos comiendo y decían no, no está hablando Azul y el decía mamá a mi dame bola y le decían es Azul la que se postula».
En el recuerdo familiar aparece Fanny, la abuela que perdió Azul hace un tiempo y la recuerda con alegría porque su «abu» también fue Reina de la Primavera:
«Mi abuela fue reina también, yo me acuerdo que de chiquita vivíamos cerca de la casa de ella y teníamos un Citroën verde y yo me subía al capot y me retaban porque lo aboyaba, entonces no, no, bájate, bájate y yo decía que iba a ser la reina de la primavera».
Ligia es su mamá y reconoce que al principio se opuso a que Azul se postulara:
«La realidad es que yo no quería, porque no la quería exponer-los prejuicios de las personas mayores-, no quería que hablaran de ella, no quería que me dijeran no es linda, no es linda, tiene posibilidades, no tiene, hay que tener una personalidad importante, yo trabajo en una fábrica, mi marido también y sabíamos a los que nos exponíamos y yo no quería que mi hija estuviera ahí en ese lugar y bueno pero mi marido me dijo déjala. Azul no hizo su fiesta de quince – por una decisión de ella- y le digo Azul estás segura de lo que queres hacer y ella me dice mira mamá yo no tuve fiesta de quince, yo no tuve un vestido, no tuve una foto, no tuve un maquillaje quiero hacer esto, y si no ganas nada le pregunte y ella me contestó, mamá no pasa nada si no gano nada.
Yo no había podido verla a Azul practicar y cuando fue el turno de ella de pasar yo me fui por el costadito para mirarla y no es porque sea mi hija porque uno siempre va a tener esa visión se me cayó la mandíbula porque nunca había visto a Azul así, tan segura, defendiendo lo que ella había decidido, lo que ella quería, la vi pararse delante de tanta gente no como una nena de 15 años, segura y feliz.”
Por último, Azul volvió a decir que disfrutó mucho, algo que todos notamos desde que subió al escenario:
La verdad es que disfrute mucho, estuve muy contenta y lo sentí como un ensayo no como un desfile, para mí fue un ensayo más. Las chicas eran re divinas, nos apoyamos muchísimo no me podía tocar un grupo mejor del que me tocó, falto una chica que se tuvo que bajar por un problema personal y nosotros tratamos de ayudarla hablábamos para ver si necesitaba algo y no pudimos hacer mucho pero quisimos que esté con nosotros. La verdad que ahora los chicos me hablan mucho, lo que pasa que a veces se pasan algunos».
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