Hoy se respira festival, en las calles, las casas y el anfiteatro. Baradero en el día de los enamorados, parece haberse reencontrado con ese romance nacido hace 45 años, fruto de lo hecho y porvenir, desde el clima que a pesar de amenazar con lluvia en la mañana del sábado, fue arrastrando la tormenta hacia otros horizontes dejándonos gozar de este ritual anual entre nuestro pueblo y los artistas.
Transcurridas dos jornadas donde aún resuenan los acordes de guitarras, las voces de Los Nocheros, la fuerza escénica de Facundo Toro, la chaya de Sergio Galleguillo, entre tantos momentos ya vividos.
Hoy la programación prometía. Por eso una multitud se llegó hasta el anfiteatro y el espectáculo pagó con creces.
Las voces blancas, grupo vocal emparentado a Baradero y con una trayectoria de muchísimos años, fueron los encargados de abrir la tercera jornada del festival.
La presencia de Roberto Pérez, uno de los integrantes de los Tucu Tucu y el Dúo Yuchán, fue un momento emotivo donde Pérez, recordó a sus viejos compañeros de los Tucu con quienes tantas veces pisó este escenario, cantaron temas del tradicional conjunto tucumano. “Tengo trece operaciones, pero me siento en la obligación de seguir en los escenarios por el público y en homenaje a mis inolvidables compañeros de la vida que ya no están”.
Sobre el final de la actuación se le hizo entrega del escudo de la ciudad a Roberto Pérez.
El maestro Leopoldo Federico, quien hizo un alto en sus sagradas vacaciones en la costa para llegarse a esta ciudad en la cual estuvo por última vez en el nacimiento del nuevo festival allá por la década del 80, con la vuelta de la democracia.
Nos trajo otra vez el tango en su mejor expresión musical, donde el talento y la experiencia, confirma aquello que lo añejo tiene mejor sabor, y Leopoldo Federico, con su humildad iluminó la noche con su música, esa música compuesta por aquellos genios, sus amigos que ya no están.
Jairo arrancó su show a la una de la mañana del domingo, presentando las canciones de su nuevo disco “Los Enamorados”, para continuar con clásicos como “la Saeta”, Indio Toba, para cerrar con el Ave María y ser ovacionado de pie.
Fue reconocido Juan Szajnowicz como gestor del festival del Baradero, hace 45 años atrás, una distinción muy merecida para este baraderense que supo ver junto a un grupo de amigos que su ciudad, la nuestra, podía unir el folklore y el tango. De esta manera Juan puso una bisagra cultural y genero que todo un país sepa que en la provincia de Buenos Aires, había un espacio para la música, un espacio para el encuentro.
Un párrafo aparte merecen los ganadores del prefestival, que con poco tiempo sobre el escenario y una gran emoción han realizado en estas tres jornadas una digna participación, desde nuestro punto de vista por lo que pudimos escuchar destacamos la actuación de “la sin copada”.
El Ballet de Chivilcoy, tuvo una actuación destacada por más de 30 minutos llevaron adelante una coreografía denominada “líbranos del mal”.
Gran expectativas genero desde que se conoció la grilla de artistas, la llegada de Marcela Morelo por primera vez a Baradero, quizás por la gripe, el horario que subió al escenario (04:30 hs) o aires de diva, estuvo muy lejos en el trato con la prensa y la organización, de los grandes como Jairo o Leopoldo Federico por dar algunos ejemplos.
Se encerró en el camarín y salió directo al escenario con una actitud que desilusionó en lo personal.
Eso por un lado pero sobre el escenario apareció la profesional y eso es lo importante, lo que la gente recibe del artista, ofreció un espectáculo muy bueno cantando gran parte de su repertorio y presento su nuevo disco, con canciones reconocidas de varios autores adaptadas por ella.
Pasadas las 05:30 hs. Terminó la tercera noche del festival, la última es la del Chaqueño Palavecino, que ya agoto todas las plateas y promete al menos un lleno total.
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