Anoche se realizó al penúltima jornada del accidentado Festival de Música Popular Argentina 2014, donde se destacaba la actuación del Chaqueño Palavecino.
El anfiteatro contó con la convocatoria y el marco festivalero al que nos tiene acostumbrados este artista nacido en el Chaco Salteño que se mantiene entre los más populares del país.
Luego de los fuegos artificiales que dieron marco a la apertura, comenzó como es habitual con la presentación del Ballet Municipal Sixto Palavecino, para luego dar paso a los artistas, entre ellos los ganadores del Pre Baradero.
Los Huayra, banda creada en el 2004 por un grupo de jóvenes salteños, consagración en nuestro festival, mostraron un trabajo solido con excelentes interpretaciones, poniendo en cada tema elegido ese toque particular que los identifica generando en el publico una verdadera fiesta.
Ofelia Leiva, que se ganó el cariño y reconocimiento de toda la ciudad, volvió a conmover al público con sus interpretaciones de la música del litoral argentino.
El entrerriano Don Víctor Velázquez, con más de 60 años de trayectoria, solo con su guitarra, trajo la música surera tan cercana geográficamente a nuestra ciudad. El cantautor y poeta, emocionó a muchos con su presencia tan esperada y prestigiosa.
«El Chaqueño», quien empezó a cantar cerca de las tres de la mañana, desplegó, como es su costumbre, toda su energía sobre el escenario, con un generoso recital de aproximadamente dos horas, recorriendo todo su repertorio que fue acompañado y coreado por el público que se acerco al anfiteatro.
Hoy se lleva a cabo la última jornada con la presentación, entre otros de la banda de Folk/Rock Arbolito, además se darán a conocer las consagraciones de este año.
La 40º edición del Festival de Música Popular Argentina Baradero 2014, increíblemente padeció de los mismos inconvenientes que frustró varias noches a lo largo de estas cuatro décadas. El mal tiempo, especialmente la lluvia obligó, a tomar la peor de las determinaciones en este tipo de eventos donde hay contratos firmados, entradas vendidas y un centenar de compromisos contraídos con anterioridad. Esta situación que tuvo su epicentro los días 5, 6 y 7 de febrero, no dejó mucho margen y la gente a cargo de la organización entendió, con el pronóstico en mano, que era lo mejor reprogramar para del fin de semana de carnaval.
Esto afectó seguramente los planes iniciales de todo un pueblo festivalero y la sensación de quienes estuvieron presentes el jueves 27 y viernes 28 de febrero, tanto en la feria artesanal como en el predio, fue la de lamentar esa «maldita» lluvia que nos corrió en el calendario dejándonos prácticamente a la cola de la temporada de festivales y de las vacaciones estivales.
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