
La salud mental en Baradero atraviesa un momento crítico. Si bien existen organizaciones y profesionales que trabajan incansablemente en la prevención y el tratamiento de los trastornos mentales, el verdadero problema radica en la falta de decisiones políticas contundentes por parte de quienes deberían estar al mando, como el Secretario de Salud. Las instituciones, los profesionales y los familiares de víctimas no dejan de advertir sobre la ineficiencia del sistema público de salud en cuanto a salud mental, pero las respuestas siguen siendo insuficientes y la situación continúa empeorando.
Los altos índices de suicidio que atraviesa la localidad son una clara señal de que algo no está funcionando. A pesar de los esfuerzos de organizaciones locales y de la comunidad, quienes más sufren las consecuencias de la falta de políticas públicas efectivas son aquellos que atraviesan momentos de crisis emocional y sus familias. A ellos no les llegan las respuestas ni el acompañamiento que necesitan. Las quejas, los pedidos de prevención y la solicitud de mayor inversión en salud mental no han sido atendidas con la seriedad que requieren.
Es esencial comprender que no se trata simplemente de la falta de infraestructura o de recursos materiales, sino de una falta de voluntad política. Las autoridades locales, lideradas por el Secretario de Salud, deben tomar decisiones que prioricen la salud mental como un eje central de las políticas públicas. La salud emocional no puede seguir siendo tratada como un tema menor ni dejado en manos de quienes, a pesar de sus esfuerzos, no cuentan con el apoyo institucional necesario.
A lo largo de los años, las instituciones de salud mental y las organizaciones comunitarias han solicitado la creación de programas preventivos, la capacitación de más profesionales y la ampliación de los servicios disponibles para quienes atraviesan una crisis. Sin embargo, la respuesta oficial ha sido, en muchos casos, insuficiente, lenta o, simplemente, ausente. Esto deja a las personas vulnerables sin las herramientas necesarias para prevenir, tratar y superar trastornos que, si no se abordan a tiempo, pueden tener consecuencias trágicas.
La prevención es un concepto clave, pero para que sea efectiva, debe ir acompañada de una acción concreta. Las campañas de sensibilización, el apoyo a las familias, la creación de espacios de contención y la ampliación del acceso a los servicios son solo algunos de los pasos que deben tomarse. Sin embargo, estos pasos requieren de un compromiso claro y firme por parte de las autoridades, especialmente del Secretario de Salud, cuya responsabilidad es garantizar el acceso y la calidad de los servicios públicos de salud.
Es hora de que los responsables de la toma de decisiones en Baradero escuchen de una vez las demandas de la comunidad. La salud mental debe ser una prioridad en las políticas públicas, y las autoridades tienen la obligación de actuar en consecuencia. Mientras sigan ignorando esta realidad, los índices de suicidio seguirán aumentando y la tristeza se instalará de manera irreversible en muchas familias de la región.
Baradero no puede seguir esperando. Las decisiones políticas del presente impactarán el bienestar de muchos en el futuro cercano. La sociedad no exige promesas vacías, sino acciones concretas. La vida de muchas personas está en juego, y es el momento de que se les dé la atención que merecen.
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