
En Baradero, los caballos parecen haber entendido mejor el concepto de libertad que el propio municipio. Mientras las autoridades galopan en excusas, estos astutos cuadrúpedos se pasean por rutas, esquinas y llegan hasta el cenyto de la ciudad, como si estuvieran en un open bar de pasto público.
¿Es un descontrol? ¿Una protesta equina? ¿O simplemente el «plan de movilidad sustentable» que nadie nos contó? Lo cierto es que, entre el humor y la preocupación, los vecinos ya no saben si reírse o esconderse cuando ven un potro en plena Avenida San Martín.
Pero el chiste se termina cuando:
🚗 Un auto frena en seco para evitar un «peatón» de cuatro patas.
🏥 Un ciclista termina en el hospital por esquivar un caballo «en modo libre albedrío».
📞 Las denuncias vecinales rebotan en una municipalidad que parece más perdida que un jinete sin montura.
Propuestas (en serio, pero con onda):
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«Operativo Bozal»: Que el municipio deje de hacer la vista gorda y empiece a multar a los dueños que sueltan a sus animales como si fueran influencers en vacaciones.
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«Caballos VIP»: Si van a andar sueltos, al menos que usen chaleco reflectante y matrícula. «¿Placa 4A3B, usted está en infracción!»
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«Adopta un équino»: Si nadie los reclama, que el municipio los ponga en adopción. Total, ya están acostumbrados a deambular sin rumbo… igual que algunas áreas de gobierno.
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