Las empresas de suministro eléctrico en Argentina continúan reportando incrementos significativos en su facturación, impulsados por ajustes tarifarios e inflación. Sin embargo, este aumento no se traduce en mejoras en la calidad del servicio, ya que los usuarios siguen enfrentando cortes frecuentes, especialmente en zonas de alta demanda como Caballito, Mataderos y Lugano.

A pesar de la alta facturación, las inversiones en infraestructura siguen siendo insuficientes. Las redes de distribución, obsoletas y mal mantenidas, no están preparadas para afrontar picos de consumo, lo que genera fallas recurrentes. Los expertos indican que la falta de inversión y mantenimiento preventivo es clave en la persistencia de estos problemas.

Este desajuste entre el aumento tarifario y la calidad del servicio ha aumentado la insatisfacción de los usuarios. Para abordar la crisis, es urgente que las empresas inviertan en la modernización de la infraestructura eléctrica y que las autoridades regulatorias ejerzan un mayor control sobre el uso de los ingresos, para asegurar que estos se destinen a resolver los problemas estructurales del sistema.

 

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