El miércoles 10 de febrero la Iglesia ha iniciado el tiempo de Cuaresma. Estos 40 días representan un tiempo de gracia, donde los fieles son llamados particularmente a la conversión del corazón, como preparación para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo durante el Triduo Pascual.
En todas las parroquias, capillas y comunidades de nuestra diócesis de Zárate – Campana (así como también en el mundo) se impusieron las Cenizas.
Nuestro Obispo diocesano, Monseñor Pedro Laxague , presidió la celebración vespertina del Miércoles de Ceniza, en la Catedral Santa Florentina de Campana. La misa fue concelebrada por Monseñor Ariel Perez – cura párroco de la Catedral – y otros sacerdotes.
Participaron además Seminaristas y los fieles que colmaron el templo Catedralicio.
Las Cenizas fueron impuestas en la frente de los asistentes por el Obispo y sacerdotes – luego de la Proclamación del Evangelio – , quienes recitaban al momento del imponerlas la siguiente frase: » CONVIERTETE, Y CREE EN EL EVANGELIO. »
Homilía del Obispo
Monseñor Pedro comenzó explicando el porque el tiempo de Cuaresma es propicio para dejar que Jesús nos sirva: «Este tiempo de Cuaresma es para «Dejar que Jesús nos sirva». (…)¿Cual es el servicio que Jesús nos quiere hacer? Nos quiere levantar de nuestras caídas, nuestros pecados, ayudarnos si estamos agobiados».
Así es como debemos vivir estos 40 días de preparación para la Pascua, dejando que Dios obre en nosotros, y convierta nuestro corazón. «Nosotros no tenemos que cambiar, debemos dejar que nos cambie el Señor».
Recordó además que en el Jueves Santo, lavando los pies de sus Apóstoles antes de la Última Cena, Jesús se muestra especialmente como servidor de todos.
Continuó refiriendo que el obstáculo que podemos poner al accionar del Salvador es la actitud de «querer hacer todo nosotros» sin dejar espacio para El. Como consecuencia de esto, seguramente nos sentiremos agobiados, cansados, e incapaces de resolver los múltiples inconvenientes que aparecen en la vida cotidiana.
Al respecto del Evangelio según San Mateo , el Obispo destacó la relación que debe existir entre: Ayuno – Limosna – Oración , y el Amor en sus tres dimensiones.
– Amor a Dios: cuando rezamos, debemos ser capaces escuchar lo que Dios tiene para decirnos, no solo hablarle haciendo oídos sordos.
– Amor a los demás: esto se concreta particularmente con la limosna, que implica una ayuda material concreta hacia nuestros hermanos mas necesitados.
– Amor a uno mismo: el ayuno nos fortalecerá para que hagamos las cosas que el Señor nos propone, no solo «cuando tenemos ganas»; sino a pesar del desánimo. Citó el ejemplo de la asistencia a misa dominical, algo que parece muy sencillo, pero que en muchas ocasiones se torna una pesada carga.
Nuestra vida, debe apoyarse en estos tres aspectos del Amor, teniendo presente que si falta uno de ellos, todo se desmorona.
Finalmente exhorto a que pongamos «nuestra confianza en Dios», pidiéndole que podamos tener una Fe «como un granito de mostaza»(citando a San Mateo) .
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