El pasado 6 de diciembre nuestro Obispo Oscar ordenó diáconos a cinco seminaristas de nuestra diócesis de Zárate- Campana (seminario diocesano San Pedro y San Pablo). La emotiva celebración tuvo lugar en la Cocatedral Natividad del Señor de Belén de Escobar; durante el caluroso mediodía del sábado. Dada la numerosa participación de fieles fue habilitado el salón contiguo al templo parroquial , donde los los asistentes siguieron en vivo el evento a través de una pantalla gigante.
Nombres de los nuevos diáconos: Luciano Laitano, Pablo Villalba, Matías de Jesus Rios, Gustavo Parodi y Jerónimo Martinez.
Una vez terminada la celebración los jóvenes diáconos fueron saludados en el templo por familiares, amigos , y fieles que se acercaron a la Cocatedral desde los siete partidos de nuestra diócesis para el evento.
En los jardines del colegio San Vicente de Paul – situado a pocas cuadras de la Cocatedral- se compartió un ágape a la canasta en la calurosa tarde del sábado.
TRES GRADOS DEL SACRAMENTO DEL ORDEN
“El ministerio eclesiástico, instituido por Dios, está ejercido en diversos órdenes por aquellos que ya desde antiguo reciben los nombres de obispos, presbíteros y diáconos” (LG 28). La doctrina católica, expresada en la liturgia, el magisterio y la práctica constante de la Iglesia, reconoce que existen dos grados de participación ministerial en el sacerdocio de Cristo: el episcopado y el presbiterado. El diaconado está destinado a ayudarles y a servirles. Por eso, el término sacerdos designa, en el uso actual, a los obispos y a los presbíteros, pero no a los diáconos. Sin embargo, la doctrina católica enseña que los grados de participación sacerdotal (episcopado y presbiterado) y el grado de servicio (diaconado) son los tres conferidos por un acto sacramental llamado “ordenación”, es decir, por el sacramento del Orden:
«Que todos reverencien a los diáconos como a Jesucristo, como también al obispo, que es imagen del Padre, y a los presbíteros como al senado de Dios y como a la asamblea de los apóstoles: sin ellos no se puede hablar de Iglesia (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Trallianos 3,1)
::::…. DIACONOS….::::
«En el grado inferior de la jerarquía están los diáconos, a los que se les imponen las manos “para realizar un servicio y no para ejercer el sacerdocio”» (LG 29; cf CD 15). En la ordenación al diaconado, sólo el obispo impone las manos, significando así que el diácono está especialmente vinculado al obispo en las tareas de su “diaconía” (cf San Hipólito Romano, Traditio apostolica 8)
Los diáconos participan de una manera especial en la misión y la gracia de Cristo (cf LG 41; AG 16). El sacramento del Orden los marco con un sello («carácter») que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con Cristo que se hizo “diácono”, es decir, el servidor de todos (cf Mc 10,45; Lc 22,27; San Policarpo de Esmirna, Epistula ad Philippenses 5, 25,2). Corresponde a los diáconos, entre otras cosas, asistir al obispo y a los presbíteros en la celebración de los divinos misterios sobre todo de la Eucaristía y en la distribución de la misma, asistir a la celebración del matrimonio y bendecirlo, proclamar el Evangelio y predicar, presidir las exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad (cf LG 29; cf. SC 35,4; AG 16).
Fuente: CEC – Catecismo de la Iglesia Católica
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