Desde el gobierno nacional piden controlar la expansión de la ardilla de vientre rojo, una especie introducida por el hombre en el partido hace 50 años, que amenaza la biodiversidad, la salud, la producción y los servicios.
Desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación piden frenar la expansión de la ardilla de vientre rojo, una especie oriunda del sudeste asiático que fue introducida por el hombre en el partido de Luján hace 50 años y se estableció como especie exótica invasora (EEI).
Por considerarlo “atractivo”, este animal silvestre es trasladado a distintos puntos del país poniendo en riesgo la salud, la biodiversidad, las producciones y los servicios.
Según advierten, al igual que otros roedores, puede transmitir parásitos y enfermedades como la leptospirosis a los humanos y afectar a las especies vegetales de la región “actuando como predador o competidor de la fauna silvestre”.
A su vez, al alimentarse de una gran variedad de frutos y semillas, perjudica las plantaciones comerciales y familiares. También descortezan árboles, disminuyendo así la calidad de la madera destinada a la producción forestal, y destruyen sistemas de riego, transformadores eléctricos, cables de electricidad, televisión y telefonía.
Su población supera los 100 mil ejemplares y ocupan más de 2.200 kilómetros cuadrados, área equivalente a diez veces la ciudad de Buenos Aires, según estudios realizados por el Grupo de Ecología de Mamíferos Introducidos (EMI) de la Universidad Nacional de Luján.
El roedor está establecido en al menos 15 partidos de la provincia de Buenos Aires, en parques de la Capital Federal y en las provincias de Córdoba y Santa Fe.
Desde el organismo de gobierno hacen foco en “generar conciencia y trabajar fuertemente en la prevención para limitar la captura, tenencia, traslado y liberación de ardillas” y así evitar nuevos focos de invasión.
“La tenencia responsable de mascotas incluye saber qué tipo de animales de compañía se pueden tener. En este caso, vale considerar que la ardilla no es una mascota ni un adorno y que todos podemos ayudar a frenar su expansión para proteger la biodiversidad de nuestros ecosistemas, la salud y la producción”, sostienen.
Infocielo.com
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