El título elegido son dos versos del poeta mexicano Amado Nervo, quien fuera alguna vez embajador de su país en el nuestro. Alude a una lógica incontrastable cual es lo que debe esperarse tras ejecutar una acción determinada.
El Diario se ocupó con amplitud de la crisis que enfrenta la empresa BRF (Quickfood), que está estudiando los problemas que la acosan en un intento por no despedir personal (se habló de 180 operarios).
Entre las razones que la empresa cita para justificar su situación, es que existe competencia desleal y que por eso se achicó el mercado dando cifras al respecto: de 2000 toneladas de salchichas que tenía comprometidas, solamente podrá ubicar el 50%.
También le ha dicho la empresa a sus trabajadores, que lleva perdidos unos 60 millones de pesos, cosa que hace que su situación se torne casi insostenible.
Ante el nada halagüeño panorama, BRF presentó una solicitud para que se ponga en marcha el llamado Proceso Preventivo de Crisis, mecanismo ideado para, precisamente, evitar que la sangre llegue al río y ojalá, por el bien de todos, que se consiga dicho cometido.
En ningún momento se menciona, ya que no es agradable mencionar la soga en casa del ahorcado, la cuestión esencial de todo esto que sucede y de lo cual Baradero es una de sus víctimas mayormente afectadas: se ha producido una gran desfasaje entre precios e ingresos. Desde hace meses que en nuestro país los precios, las tarifas abusivas y desmedidas entre ellos, están en permanente ascenso, podríamos decir que la suba es casi cotidiana, pero para no pasar por exagerados digamos que ocurre semanalmente. Esos precios deben ser afrontados por el consumidor mediante sumas de dinero, los salarios, que en el mejor de los casos han aumentado bastante por debajo de los precios y en otros han quedado muy lejos. Así como Nervo sostenía que había siempre cosechado rosas tras plantar rosales, los libremercadistas que hoy gobiernan se olvidan que ese mercado que tanto adoran, para sostenerse necesita que existan los consumidores, pero las actuales políticas económicas recortan mediante el proceso descrito líneas arriba, el poder de los que consumen. Ese camino lleva a un único destino cual es la quiebra del sistema productivo y la desaparición sucesiva, lo que está ocurriendo, de las empresas productoras de bienes de distinto tipo con sus claras consecuencias: caída del consumo, quiebras, despidos, desesperación y quién sabe qué más.
Alguien diría que debemos rezar, tal vez, no hay que descartarlo, pero habrá que tomar algunas acciones más concretas, para lo que cerramos esta nota recordando un viejo dicho español: «Vinieron los sarracenos y nos molieron a palos. Que Dios ayuda a los buenos cuando son más que los malos».
Gabriel Moretti
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