En ocasión de fotografiar las consecuencias de la intensa lluvia de horas pasadas, El Diario se encontró con un añejo estorbo que el buen humor de los vecinos bautizó como «la rotonda de Astigueta».
Por alguna razón, en la esquina de calles Astigueta y Martín de Gainza, existe una tapa de lo que los de la zona llaman «cloaca», aunque por ese sitio no hay red cloacal municipal. Más allá de discusiones semánticas lo concreto es que en el lugar existe un pozo que lleva años abierto puesto que la cámara de cemento que se construyó en su momento resultó de muy escasa vida. En un principio concurrió al lugar una cuadrilla municipal que procedió al vallado pero, pasado el tiempo, ya largo, las vallas metálicas permanecen una entre las malezas y la otra en el suelo sin que haya habido cambio alguno. El matorral que rodea al pozo, en el que predomina la quinoa, ha cobrado dimensiones importantes y los que circulan por el cruce de calles suelen tomar por uno u otro costado de él y por esa razón es que algún ocurrente bautizó el sitio como «la rotonda».
Quienes poseen sus viviendas en las cercanías insisten en que se trata de una cloaca construida con dineros particulares y que ahora, cuando comienzan los calores intensos, la falta de esa tapa hace que las emanaciones, poco gratificantes, se filtren a las casas de cada uno con el desagradable resultado que es de imaginar.
Puede que alguien sostenga que existen muchos problemas en Baradero y el de «la rotonda» es uno más, lo que es tal vez sea verdad, pero pocos son tan antiguos como este que se describe y, por lo tanto, aunque más no fuera por los años que acumula sin remediarse, merece una pronta solución.
El Diario de Baradero
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