Después del recital de La Renga, muchos fueron los jóvenes que se acercaron a la terminal de ómnibus a esperar el micro que los llevara a sus lugares de origen.
Entre la excitación del recital, la tormenta y la falta de control, se apropiaron de este espacio público y lógicamente no se preocuparon por cuidarlo.
La fuente que decora el acceso a la Terminal, terminó toda rota ya que por momentos debió soportar que siete u ocho personas se subieran sobre ella para sacarse fotos.
«Había unas 300 personas, dejaron todo sucio, basura, orinaron por toda la terminal y la fuente la rompieron porque se subían para sacarse fotos o jorobar» contó una empleada.
En realidad la culpa no es de los chicos solamente, porque es más que obvio que uno de los puntos a cuidar en la desconcentración es la terminal de ómnibus y aparentemente no fue así.
Además llama la atención que no se haya informado a la policía teniendo en cuenta que esa zona cuenta con monitoreo de cámaras de seguridad.
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