Una cubana afincada en nuestra ciudad
Llamará la atención de quien la vea por la calle porque es la única persona negra que habita en Baradero, aunque no la única proveniente de Cuba, peo el color de su piel, una rareza entre nosotros, la distingue claramente.
Su nombre es Edith Natalia Baró y nació en Varadero, la ciudad parónima nuestra que posee hermosas playas que son visitadas por muchos turistas en la mayor isla del mar Caribe. Edith es licenciada en administración y eso le sirvió para cambiar, de repente, la ve corta de su Varadero natal por la be larga del nuestro.
La señora Edith se dedica a practicar un deporte, el paracaidismo y en calidad de tal, participó de un torneo en Cuba y se dio que uno de los jueces de ese certamen resultó ser nuestro vecino, Ricardo Ocorso. Ocorso y su esposa fueron trabando una relación amistosa en la cual debe haber tenido influencia, es nada mas que una intuición, la fonética que asimila a las dos ciudades citadas al comienzo. Lo cierto es que pasado el tiempo, Ocorso le hizo una propuesta a Edith la cual consistía en venir a trabajar en la parte administrativa del comercio que Ocorso posee en nuestra ciudad.
Edith confiesa que tiene muchas ganas de progresar y que en Cuba es dificultoso hacerlo, ya que la caída de la Unión Soviética significó un duro golpe para la economía de la isla caribeña por lo que aceptó el ofrecimiento de los Ocorso y, tras los trámites de rigor, organizar su viaje y cuestiones familiares ya que tiene un hijo que vive en Cuba, ahora con su abuela, se subió al avión que la trajo hasta nuestra tierra Argentina y al pago chico de Baradero donde ya ha entablado amistad con sus compañeros de trabajo, con colegas del mismo deporte que tanto le gusta y hasta con algún camagüeyano que camina por nuestras veredas. Cuenta que ha sido muy bien recibida por la gente de Baradero y que en ningún momento se sintió incómoda.
Edith se desempeña en lo suyo, la administración, en el comercio de la familia Ocorso, todos los días viste la ropa característica de la empresa y cuando sonríe, cosa que hace con frecuencia, muestra sus impecables dientes blancos que contrastan con su piel y sus cabellos, los que denuncian su africana procedencia ancestral.
Trabaja con ahínco y dedicación para que su labor, pasado el tiempo necesario, le permita traer consigo a su hijo que allá en Cuba está esperando reunirse con su madre, lo que seguramente ha de suceder en un muy breve lapso.
El Diario de Baradero
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