
Por: Giselle Olmedo
Me levanto y prendo la tele. No la prendo para verla, sino para que me haga compañía. El noticiero no viene mal porque así sé qué onda el clima y el subte. Entonces mientras me preparo el desayuno escucho que me voy a cagar de calor. Y me visto teniendo en cuenta eso, pero también que el otro día vi en Facebook que buscaban a una chica que salió del boliche y no volvió a su casa, y una mujer puso en la publicación que igual no estaba bien que la piba se ponga el short tan corto porque así parecía que buscaba algo. Entonces me cambio y mientras también informan que la línea E funciona con demora, así que me tengo que apurar y dejar de dar vueltas pensando qué ponerme para resultarle decente a esa señora. Y mientras agarro las cosas para irme me entero de otra cosa: por ahí me voy y no vuelvo. Otro femicidio más y ya van más de 20 (que sepamos) desde que empezó el año. Y no importa en qué me parezco o no a esa mujer, no tiene nada que ver con eso el hecho de saber que me puede pasar a mí.
A nosotras nos envuelve una forma de pensar con respecto a las que todavía estamos acá y las que fueron asesinadas, violadas y/o abusadas: en esta lotería de cruzarte con un femicida, violador, machito, lo único que nos diferencia es que nosotras tuvimos suerte. No es que nos cuidamos mejor, no es que somos más inteligentes, no es que somos más recatadas. No es que ellas fueron unas “cualquiera”, no es que ellas llevaban vidas alocadas, no es que ellas eran desubicadas, no es que ellas iban más provocativas. Esas mierdas no nos asesinaron ni nos tocaron a nosotras nada más porque tuvimos suerte.
¿Miedo? No sé si lo que tengo es miedo, o angustia, o bronca, o todo junto. Pero no quiero ver que buscan más mujeres para que después las encuentren asesinadas, tiradas como si fuesen basura. O vivas pero destrozadas, después de ser usadas como cosas. Ojalá todas las que buscan se hubiesen ido por su voluntad, eso que a algunes tanto les molesta. Ojalá que eso que hoy me suena a utopía ante la falta de políticas concretas algún día sea real. Y mientras esta mierda patriarcal siga pasando, por lo menos sería ideal un poco de respeto. Me gustaría, cada vez que un hijo de macho asesina a una mujer, dejar de leer noticias que cuestionan implícita o explícitamente cuánto hizo ella para merecérselo. Me gustaría dejar de leer ese discurso de mierda que avala todo esto, que habilita pensar razones por las que una no se cuidó lo suficiente y por eso la mataron o violaron. Quiero una vez pasearme por una red social sin que nadie tenga la necesidad de decir que por favor paren de matarnos: porque parece que hasta hay que pedirlo POR FAVOR. No quiero preocuparme si no me avisan que llegaron, ni quiero que se desvelen esperando que yo lo haga. No quiero que vivan con miedo de que no lleguemos vivas.
Me voy a la facultad, al laburo, a lo de una amiga, a lo de un amigo, a un bar, a bailar, al médico, al parque, de viaje. Me voy, pero no se preocupen que voy a volver. Voy a volver entera, sana, sin miedo. Voy a volver como me fui. Voy a volver, viva. ¿Cómo le aseguro todo eso a la gente que me rodea, si no me lo puedo confirmar ni a mi misma? ¿Cómo les puedo decir que no se preocupen?
Mañana voy a volver a prender la tele, a entrar a las redes, a hablar con gente. Y me quiero enterar de un montón de cosas, pero no que por ahí no vuelvo.
Comentarios de Facebook