Por: agustinagirardelli

Hace tres meses que un virus extremadamente contagioso recorre el mundo.,

De repente vivimos en una serie de Netflix. ¿Divertido? Ni siquiera queremos ver el próximo capitulo. La pausa no funciona. Y, ¿seguis ahi? Pregunta la pantalla. Sí, estamos. Metidos de cabeza en una realidad delirante, distópica. Pandemia mundial. Ciudades cerradas. Población en cuarentena. Gente corriendo a los supermercados para abastecerse por miedo. Barbijos, guantes, alcohol en gel. Canales de televisión, radio, prensa gráfica, redes sociales con el mismo mensaje: No salgas de tu casa. Protocolos de traslado y aislamiento llevados a cabo por personal de salud vestido con trajes mas parecidos a los de los astronautas que a los ambos médicos. Vieron que en las ficciones se dice que “cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia” . Bingo. Terrible peliculón protagonizamos.

Y acá va,

Somos protagonistas.

El virus nos toca.

Me toca.

Te toca.

Razones de muerte en el mundo, miles (por solo nombrar 3 de las más frecuentes; enfermedades de corazon, tuberculosis, accidentes de tránsito). Pero resulta que el COVID- 19 no es ni la tuberculosis – la enfermedad que “acecha a quienes viven en condiciones de extrema pobreza”-, tampoco es el accidente de tránsito -que le ocurre a “otros”- – El virus te toca. Si, a vos que estás leyendo desde tu celu, tablet o compu en algún lugar de tu casa. De repente el peligro está cerca.

De repente parece que el cuerpo se enferma.

De repente la vida que creíamos tan sobrada está en riesgo.

El chiste del fin del mundo ya no es gracioso.

La vida se detuvo. ¿o no? ¿qué vida se detuvo? ¿que quiere decir que se detuvo? ¿el reloj no sigue marcando las horas? Algo hay diferente.

Entonces pará.

Basta .

No salgas.

No saludes.

No beses.

No abraces.

No toques.

No compartas.

NO.

Qué miedo, parece que todos esos detallitos eran la vida nomás.

Ahora están detenidos.

Pero de repente todos esos no, significan que estás cuidando tu vida,

y la de los demás también.

De los que queres y los que no,

los que te importan mucho y los que no tanto,

quienes conoces banda y quienes no conoces.

Y si, las circunstancias nos llaman. Hay que hacernos cargo.

Cuidémonos.

¿Será la oportunidad de aprender a ser con otrxs?

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