Luego de una larga e injusta novela judicial, con ribetes que rosan lo inhumano, y que duró más de 14 años, el creador de Wikileaks Julian Assange recuperó su anhelada libertad, luego de años de lucha de organismos de DDHH, toda la prensa mundial, y su propia esposa, la abogada Stella Assange, quien estuvo al frente de esta lucha desde el primer momento. El dato más aberrante: sus hijos sólo lo conocen tras las rejas.

Así anunciaba la noticia Wilkileaks a través de la red social X:

«Julian Assange está libre. Abandonó la carcel de máxima seguridad de Belmarsh en la mañana del 24 de junio, tras haber pasado allí 1.901 días. El Tribunal Superior de Londres le otorgó la libertad bajo fianza y fue puesto en libertad en el aeropuerto de Stansted por la tarde, donde embarcó en un avión y partió del Reino Unido». El comunicado agrega que «después de pasar más de cinco años en una celda de 2×3 metros, aislado 23 horas al día, pronto se reunirá con su esposa Stella Assange y sus hijos, que sólo conocieron a su padre tras las rejas».

Recordemos que Assange creó en el año 2006 un medio de comunicación sin fines de lucro, Wikileaks, donde publicó más de 10.000.000 de documentos clasificados, proporcionados por fuentes anónimas, donde se revelaban los secretos más oscuros de las diferentes administraciones de EEUU, detalles sobre los crímenes cometidos en las intervenciones militares de Irak, Afganistán, y el manejo de la cárcel de Guantánamo que el gobierno norteamericano mantiene en la isla de Cuba.

En el año 2011 el periodista argentino Santiago O’Donell se entrevistó con Assange en Londres, donde recibió de manos del australiano un pen drive con toda la información de cables entre la embajada de EEUU y la Argentina, entre ellos los que hacen mención desde la embajada norteamericana en Buenos Aires de la relación que mantenía el entonces Jefe de Gobierno porteño con la sede diplomática, y los reclamos que llevaba a la sede diplomática respecto del gobierno nacional. Esta información fue volcada por el periodista en su libro «Argenleaks».

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