Por Nestor Oscar Bueri- Cruzar la avenida Mitre era un tanto difícil, había que mirar bien para los dos lados y correr tan rápido como se pueda, una vez que lo lograbas, la calle te llevaba directamente al «club Dalmine».Hoy cualquiera puede decir que tan difícil no es, pero era la década del 60 y yo tenia solamente 8 años…Hoy, Ud. a su hijo de esa edad, lo deja ir solo a la otra cuadra?
Era una tarde de verano, mis amigos del barrio me dijeron que se estaban formando equipos para jugar, acepte con gusto y después de pedirle permiso a mi mamá, me puse los pantalones cortos, las zapatillas «flecha» y me fui a probar.
Había chicos de mi edad y algunos más grandes también, pero éramos tantos que jugamos en la cancha grande, pero antes nos dábamos el gusto de patear al arco y sentir el ruido del roce de la pelota cuando choca con la red, en el potrero no había arcos profesionales.
Un señor que para mi estatura era enorme, morocho y un poco gordo nos dividió en dos equipos, usaba el silbato al cuello, y dirigía el partido, solo quería que nos diéramos pases y cada vez que lo hacíamos nos felicitaba a los gritos
«…bien… muy bien…así.!!!…»
La «Yiya Montero» tenia la facultad de divertirse con nosotros, se reía y participaba del juego, nunca nos reto y jamás nos falto el respeto, jamás lo escuche retar a un chico solo se dedicaba a mirar y cobrar algún que otro foul.
Pero al cabo de unos días llego el verdadero DT, este era muchísimo mas alto que la «Yiya», su pelo canoso brillaba a la luz del sol y unos ojos celestes resaltaban aun más cuando te miraba.
El hombre caminaba despacio y miraba de reojo alguna jugada que le gustaba y su presencia, su persona me daba una mezcla de miedo y respeto a la vez.
Don Domingo Pepe, fue para mí, el camino a seguir de cualquier entrenador de Infantiles. Su paciencia para tener bajo su tutela a muchísimos chicos, su predisposición para enseñar, su trato amable y compinche para el juego. Don Domingo Pepe, se sentaba en el banco de suplentes y disfrutaba como jugábamos, nunca lo vi parado al lado de la línea de cal gritándonos y dándonos ordenes, será por eso que tengo pocos recuerdos de él dentro de una cancha.
Siempre nos sacábamos algunas fotos antes de empezar el partido, pero él sabia que los protagonistas, los que íbamos a jugar éramos nosotros por eso no posaba y aunque perdiéramos para él siempre habíamos jugado muy bien. Entraba al vestuario, se secaba la frente con el pañuelo y nos felicitaba a todos,
«…sigan así que están bien…están jugando bien…» nos decía
Nos daba alguna que otra indicación y entrábamos al segundo tiempo tan contentos como antes. Después del partido a algunos nos llevaba hasta nuestras casas sin necesidad de pedir colectivos ni nada de eso…en su 404 cabíamos unos cuantos.
Con Don Domingo Pepe tuve la suerte de jugar en infantiles y en la adolescencia, siempre se adaptó a las edades y mantuvo su línea de conducta intachable tanto para el juego colectivo como en su puesto de verdadero formador.
Hoy me gustaría ver en los distintos equipos de infantiles hombre formadores como Don Domingo, cada día con él era un aprendizaje distinto, y como escribió Edgard Britten Aprender es como remar contra corriente: en cuanto se deja, se retrocede.

PD: En la foto soy el capitán (3ra div. Villa Dalmine 1979 )
NESTOR OSCAR BUERI
Observador Profesional de Grupos Psicólogo Social
Fuente: www.laautenticadefensa.com.ar
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