
Doña Ignacia Salas de Figueroa fue una mujer cabeza de una familia que generosamente ayudó a nuestra comunidad. De sus actos se desprende claramente su ferviente catolicismo, a punto tal que, además del formidable legado de la estancia «Los Álamos», hoy la explotación más grande del Partido de Baradero, al Obispado de La Plata, también donó el edificio que en la actualidad ocupa el Instituto San José, que era su casa particular en la ciudad.

El campo, de unas 3.600 hectáreas, quedó en manos del obispado porque, en esos tiempos, la diócesis de La Plata comprendía Baradero, por esa razón, aunque luego hubo otras diócesis, la de San Nicolás primero y la actual de Zárate-Campana, la administración de la propiedad quedó en manos de su primitivo beneficiado.
Los Figueroa Salas pusieron como condición que en los campos donados funcionara una escuela agraria para enseñar las labores del campo a los pequeños de nuestra zona, pero como no se estableció una fecha límite para cumplir con esa condición, se generó un conflicto que duró largos años y que, por fin, quedó zanjado cuando se construyeron las escuelas que actualmente funcionan en la extensa propiedad.
En cuanto a la enorme propiedad (ver foto de la casa original) de San Martín y Paso, que poco falta para que ocupe la manzana completa, funcionó como casa de la Congregación de las «Hermanas Pobres de San José» donde, además está el Instituto San José, lugar que durante muchos años resultó de gran ayuda para muchas estudiantes mujeres que no solamente cursaban estudios sino que también residían en carácter de pupilas. En el instituto se graduaron hasta el año 1969 las por entonces llamadas maestras normales y que después y hasta la actualidad continúa en carácter de escuela secundaria aunque ya como escuela mixta quedando atrás el carácter de escuela de niñas exclusivamente.
El Diario de Baradero
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