En la conferencia de prensa organizada hoy por los médicos del Hospital Lino Piñeiro, se leyó un comunicado muy duro hacia las políticas de salud que lleva a cabo el gobierno de Aldo Carossi.
BTI transcribió el texto del comunicado en forma completa dada la importancia del mismo:
El gobierno municipal, elegido democráticamente y debiendo ser representativo de todos los habitantes del partido de Baradero, ha ignorado sistemáticamente cuestiones que tienen directa relación con la salud publica y que de manera explicita la Asociación de Profesionales del Hospital Lino Piñeiro ha expresado y remarcado desde hace dos años a esta parte.
La ineptitud en pragmatizar un modelo de salud progresista, de inclusión social, simado al irracional comportamiento de las autoridades respecto al sentimiento trágico de la muerte de un ser, fueron los motivos primarios, fundamentales y fundacionales de la Asociación de Profesionales de la Salud.
Ante el aumento progresivo de la tensión social, fogoneada por unos e ignorada por otros, el intendente municipal y los ediles no pueden, no deben distraer la atención de esta problemática social, económica y cultural que nos paraliza, nos restringe y condiciona en la tarea especifica.
No somos los responsables de la desidia. No somos responsables de la inacción. No somos responsables de las carencias. No podemos suplir la gestión de quienes son los responsables directos de la acción de gobierno.
No tener, el gobierno la necesaria e ineludible dimensión de la problemática, que evite erosionar aun más el respeto a la ley y los derechos humanos que nos comprende a todos.
No obrar con fervor, trabajo, dedicación. No culturalizar abarcativamente la conducta social. Utilizando una legislación positivista que de respuestas inmediatas y a futuro; que consolide el respeto a las instituciones y ciudadanos; dejar tensar de la cuerda hasta el corte abrupto sin medir las consecuencias serán entonces las secuelas difíciles de revertir.
La cotidianeidad de la violencia verbal y física, esgrimida por personas que afectan directa o indirectamente a todo el personal que desarrolla su trabajo aquí, merecen por su trascendencia prontas y efectivas soluciones, destacándose primariamente que se trata nada mas y nada menos del hospital publico..
Recordando y remarcando que pertenece a la comunidad, que su gestión es obligación del ejecutivo y todos somos responsables para sostener el normal funcionamiento.
Es de todos y para todos, los resultados están a la vista. Las consecuencias ingratas e irresueltas nos llevarán indefectiblemente a un camino sin retorno. Cuando la paz social es avasallada debemos entre todos dar respuestas conducentes para lograr, así, un final benéfico que nos brinde libertad en el vivir y el desarrollo laboral.
Violentando y destruyendo solo perjudica al más necesitado. La ley es para encuadrar los derechos y obligaciones de todos los habitantes; >violentarla es alterar la paz social y las autoridades comunales no pueden soslayarse de esta realidad.
Es obligación del estado. La socialización de la pobreza, ante la cual nos anteponemos, con vocación de servicio, con la filantropía que es parte esencial de los trabajadores de la salud, no es inherente a nuestra tarea. Por el contrario, estamos para deconstruir esa situación.
Ese malestar social no debe sorprendernos. Las manifestaciones, repudios, injurias, amenazas, agravios, responden a esta realidad. Y todos debemos responsablemente solucionar.
Somos y hemos sido tolerantes, responsables, hemos sugerido en tiempo y forma modificaciones estructurales relacionadas al funcionamiento y gestión del hospital.
La respuesta ha sido siempre evasiva y reiterada, tensionar, intentar dividir, agotar, enardecer y sin embargo aquí estamos de pie y sosteniendo nuestras convicciones, nuestra tarea y postura en defensa del bien común.
En importantes cuestiones el hospital, se encuentra a la deriva, exponiéndonos, desguarneciendo nuestra integridad e intentando hacernos cómplices así, de la situación que venimos denunciando publica y oficialmente desde años.
Desinterés y carencia de dialogo primero, desoyendo sugerencias, negando…
Descalificando, estigmatizando, señalando risueñamente que el comportamiento de tal o cual profesional responde a intereses personales.
Nada mas alejado de la realidad, el estado de pauperización funcional, el deterioro de los materiales, la ineficaz tarea de adquirir nuevos equipos específicos acorde al avance de la medicina, no se debe a nuestro proceder, y menos a cualquier tipo de impedimentos: “Nunca rompimos una canilla”, el agua que se pierde es un bien dilapidado irresponsablemente por carencias de políticas claras y gestión. Un bien no renovable, tanto como la vida humana.
En definitiva nuestros reclamos terminan siendo frases huecas, que no duelen, que ni siquiera logran respuestas coherentes y concretas. Los resultados son magros. La necesidad es ahora, debe ser superadora. La realidad es una sola, la que vemos todos los días, todo el año.
Convivir con el dolor, el sufrimiento, las carencias, la marginación, es difícil. A pesar de todo aquí estamos.
Somos responsables, somos profesionales, ejercemos nuestra labor bajo el imperio de la ley 17132. Si no lo fuere, los estamentos correspondientes se ocuparán de nosotros. ¿Qué duda cabe?
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