«Cuando me dijeron que mínimo tenía que estar dos meses,no lo podía creer. Fue una pesadilla», relató Kevin Hoistacher de 24 años.
Kevin se fue a las 19 años a vivir al extranjero. Mientras estaba en Rusia, llevó a un amigo al aeropuerto y cuando estaba volviendo, lo paró la policía. Ese sería el comienzo de una odisea que duró dos meses, donde tuvo que lidiar con la propia miseria del sistema carcelario que no reconoce fronteras.
«Todo fue muy difícil en Rusia. Si no me hubiera ayudado el embajador,Jorge Zobenica, estaba en el horno», dijo el joven en diálogo con la revista THC.
En ese sentido, el joven imputado por el delito de contrabando, contó que lo «pusieron en una pieza incomunicado. Fue bastante difícil porque solo podía hablar con la persona que me llevaba comida. Y un día le dije: ´¿cómo es la situación?´ y me dijo que tengo q pasar los dos meses de invetigacion pero la causa es de tres a siete años.No lo podía creer».
Asimismo, contó que «estaba solo en la celda. con una cámara que me filmaba todo el tiempo.Me vigilaba para ver cómo me comportaba, la comida me la pasaban por una ventanita pequeña. En ese momento, estaba muy asustado.Pasaba todo el tiempo escribiendo, lo que se me ocurría y sentía, y hacía ejercicio».
«Pedía hacer una especie de caminata diaria que era ir a una especie de calabozo abierto sin techo pero cerrado de unos 15 metros cuadrados. Te dejaban caminar media hora y volvés a tu celda. Yo miraba por la ventana y vua a las personas que se mandaban bolsas con cosas, a través de los palitos que manejaban con el viento. Algo muy interesante. Se pasan cosas como comida, cigarrillo, azúcar, café. Pude hacer algunos intercambios», agregó el joven.
Luego de una semana en esas condiciones, a Kevin lo trasladaron a una cárcel de San Petersburgo. «Me transfirieron en una cabina en la que apenas entraba, con todos mis bolsos con ropa. La cabina tenía un agujerito de 5 cm por el cual podía ver y respirar. No había aire, era pleno verano. Hacía un calor terrible. Estuve como cinco horas ahí adentro con una cámara que me filmaba y en un momento me desmayé. fue una pesadilla», señaló.
«Es una celda en muy malas condiciones, muy sucia, llena de bichos, garrapatas, ratas, había gente con tuberculosIs.Y ahí ya no estaba solo. Cuando llegué me dejaron en una celda provisoria con mucha gente.», agregó.
«Los guardias te putean, trataban mal, te cagan a palos. Porque se les canta te dejan una semana en una celda aislado, sin agua, hasta que se te van los moretones. Y si no te cagan a palos te dejan solo en una cabina una semana sin comer. A mi no me pasó pero lo vi y me contaron», relató el joven.
En ese sentido, añadió que «cuando vas a las duchas,. te dicen que tenés 20 minutos, pero a los 18 o cuando se les canta te dicen bueno ya está afuera. Y te ponen el agua caliente al máximo. Tienen una calderas poderosas que la verdad te queman feo. A las 5 o 6 de la mañana te levantan y te hacen salir de la celda sin remera. Todos tienen que decir sus nombres, como en la armada, como soldados. Entonces entran a las celdas para revisar si tenes agujeros, si escondes algo, algun teléfono, porque i hay todo tipo de cosas de contrabando Igualmente ellos mismos manejan el mercado».
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