Investigadores hallaron rastros genéticos de la misma persona en las escenas de dos crímenes. Se trata de los homicidios de Sandra Colo, estrangulada en el pelotero donde trabajaba en 2012, y el de Paola Tomé, asesinada de modo casi idéntico a mediados de enero
Una gran conmoción causó en la ciudad bonaerense de Junín el hallazgo de un perfil genético en la escena del crimen de Paola Tomé (38), estrangulada el mes pasado. Este coincide con el ADN encontrado en otro homicidio: el de Sandra Colo (43), cometido en 2012 en la misma localidad y bajo similares circunstancias, por lo que los investigadores creen que en ambos casos sería el mismo autor.
En el análisis genético realizado sobre la muerte de Tomé, los peritos hallaron rastros de un hombre, que se cree, pertenecerían al asesino. Tras obtener el resultado, la fiscal Vanina Lizaso ordenó que se coteje ese patrón con el ADN que había sido hallado en tres muestras tomadas en el caso Colo -a cargo del fiscal Ángel Quidielo- al considerar que existían ciertas similitudes entre ambos homicidios.
Si bien aún no se comprobó fehacientemente que es el mismo asesino, hay coincidencias que, por lo menos, hacen sospechar y le dan un velo de misterio al doble crimen. Tomé murió el jueves 16 de enero pasado, asfixiada con un pañuelo en el local de venta de ropa infantil «Rowena», que era de su propiedad. Por su parte, Colo fue asesinada también un jueves 16, en agosto de 2012. La golpearon en el lugar donde trabajaba y al igual que Tomé, murió por «asfixia mecánica por estrangulación a lazo».
Tanto Paola como Sandra intentaron defenderse y en ambos crímenes el asesino intentó limpiar el lugar del hecho. Un vocero de la causa le dijo al diario Clarín que «el caso por el crimen de Colo estaba encerrado en un círculo vicioso pero ahora, con el cotejo de ADN, los dos homicidios adquirieron otra perspectiva y que “alguien salió a la caza de nuevo”.
El abogado que representa a la familia de Tomé, Carlos Torrens, no respalda el elemento del día de los crímenes y consideró también en diálogo con el matutino que «a partir de la coincidencia en el ADN, el círculo de sospechosos debería tender a achicarse a un grupo determinado de gente, entre quienes podría haber algún conocido».
Sin embargo, el vocero de la causa dijo que el detalle del día “puede significar un motivo de perturbación, que haya afectado al asesino en algún momento de su vida por alguna razón y no puede dejarse de lado».
El letrado Darío del Ciervo, que representa a la familia Colo, también desestimó la hipótesis del asesino en serie. Ambos abogados coincidieron en que con los elementos que hay no alcanza para hablar de un posible asesino serial, aunque sí concuerdan en que la misma persona pudo haber conocido a ambas mujeres en alguna circunstancia: las dos eran solteras, no tenían hijos, vivían con sus padres, eran solventes económicamente y no mantenían relaciones de pareja estables.
Infobae.com
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