El presidente Javier Milei criticó duramente a las Naciones Unidas (ONU) en su discurso, reflejando una nueva doctrina en la política exterior de Argentina. Esta intervención fue percibida como una señal con aspiraciones «fundacionales», en línea con su enfoque rupturista respecto a la tradición diplomática del país. Milei hizo hincapié en lo que considera la ineficacia y burocracia de organismos multilaterales como la ONU, sugiriendo que el país buscará alternativas más alineadas con sus intereses soberanos y pragmáticos.

Este movimiento se enmarca dentro de su intención de redefinir las alianzas internacionales de Argentina, priorizando relaciones bilaterales más selectivas y reduciendo su participación en foros globales que, según él, no benefician al país en términos concretos. La «nueva doctrina» parece estar basada en un rechazo a los compromisos multilaterales tradicionales y una apuesta por una política exterior que privilegia la autonomía, el nacionalismo y los acuerdos bilaterales estratégicos, marcando así una ruptura con la línea histórica de la política exterior argentina.

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