Los funcionarios y representantes locales solo tienen algo en claro hoy en día. Nadie sabe qué hacer con este Baradero que nos quedo después del 21 de marzo.
Ese domingo histórico signado por la tragedia, la violencia y la destrucción, la ciudad en la cual nacimos o elegimos para vivir, cambió totalmente. Ya nada es igual y aparentemente muchos parecen no darse cuenta ni siquiera preocuparse o al menos demostrar este sentimiento.
En primer lugar la muerte de dos jóvenes en un accidente que involucra a un vehículo oficial de la dirección de tránsito, luego la ira, la destrucción de la municipalidad, el registro civil, el juzgado de faltas, vehículos y algunas propiedades particulares. Un hecho que no solo no registra antecedentes en Baradero sino en gran parte de Argentina.
Después, lo que quedó…, oscuridad, vacio, dolor, tristeza, desconcierto, desinformación y desgobierno.
Sí. Creo que a un mes de ese día negro, hay una parálisis que no se si se debe a mezquindades políticas, a que la magnitud de lo sucedido fue tal que no hay una real conciencia o a la incapacidad de encontrar una salida.
Tengo la sensación que el fuego quemó las caretas y al quedar al descubierto se ve la verdadera cara de la incapacidad y el egoísmo del juego político.
Después del fuego nadie encontró la manera de resurgir, de dar una señal, un mínimo gesto que contagie y levante a esta sociedad golpeada.
El fuego se llevo con él las aspiraciones de varios políticos, ya ni Carossi, Elmer, Maroli, o como se llame, cuentan con el apoyo y confianza del pueblo, la comunidad de Baradero siente abandono, falta de liderazgo, de compromiso en la política local, sean gobierno o no.
Todos juegan su partidito y lo juegan mal, lo hacen entre paredes olvidando la acción que es lo que reclama a gritos el pueblo.
Yo no vi, ni veo a nadie dedicar su tiempo, mostrarse preocupado, tomar el toro por las astas, convocar gente para reconstruir lo material y para recomponer la esperanza de una sociedad que lo único que tuvo como respuesta es cerrar con ladrillos todas las puertas de las dependencias municipales afectadas y el alejamiento de algunos funcionarios, en una puesta en escena para los medios nacionales.
A un mes de todo aquello, me pregunto cuánto tiempo tardarán en hacer algo? o es que no se dieron cuenta que hay que hacer algo mas, que esperar que pague el seguro la destrucción de la municipalidad y decidir si volvemos a la antigua fachada?
Porque, insisto, están paralizados. No hay jefe de tránsito, la recolección de residuos es un desastre, las calles de tierra abandonadas, poceadas, intransitables. Para hacer algún trámite municipal, todas las dependencias están improvisadas y no es suficiente la buena voluntad de los empleados. Para casarse, las parejas tienen que hacerlo en sus casas. El concejo deliberante sesiona en cualquier lado, sin banderas, micrófonos y hasta se olvidan de los hechos acontecidos hace un mes atrás.
La tristeza invade las calles y las casas, Baradero está muy mal, pero mal en su interior, en el corazón de cada uno de los que vivimos en esta sociedad que no solo espera que se expida la justicia, también espera actitudes que lo empujen a un futuro prospero y solo encuentra cenizas que hoy son un símbolo y una realidad de este 2010 vacio.
Hoy los que apedrean son ustedes, los dirigentes, con actitudes soberbias, improvisadas y una mirada autista.
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