La leyenda de los vampiros toma cuerpo en el Museo Nacional de Historia de Sofía, la capital búlgara. Allí exponen desde este jueves el esqueleto de un supuesto “bebedor de sangre” del siglo XIV, al que atravesaron el corazón con el hierro de un arado.
Apareció en una tumba medieval en la localidad de Sozopol, a orillas del Mar Negro, enterrado junto a otro cadáver, que podría ser el de su mujer, también atravesado por un hierro. “Estos casos de vampiros son relativamente raros. En Sozopol sólo hemos encontrado dos manipulaciones anti-vampiro entre 700 tumbas cristianas”, dice Bozhidar Dimitrov, el director del museo, quien reclama para Bulgaria y su mitología la paternidad de los vampiros.
Esta creencia se remontaría a la época precristiana, cuando parece que pensaban que los malvados, tras su muerte, salían de la tierra para beber sangre. Por ello, para prevenir que el difunto se convirtiera en vampiro, en la noche después del entierro, exhumaban el cadáver y le clavaban un hierro o un palo de madera en el pecho.
Para dar más emoción al relato, se baraja la posibilidad de que el vampiro búlgaro fuera un pirata marítimo llamado el Curvo.
Comentarios de Facebook