
¿El fin del cepo es el comienzo de algo mejor?
“Eliminamos el cepo para siempre”, anunció el presidente con una mezcla de firmeza y optimismo. En una cadena nacional de 22 minutos, el mandatario apostó fuerte: prometió que la inflación quedará atrás y que, sin importar simpatías políticas, a todos les irá mejor. Pero en un país como Argentina, donde el escepticismo económico es parte del ADN nacional, las promesas necesitan más que palabras.
El fin del cepo puede verse como un paso necesario hacia la normalización de la economía, pero también implica riesgos inmediatos: volatilidad cambiaria, impacto en precios y presión sobre los salarios. Confiar en que un desembolso del FMI resolverá los problemas estructurales es, cuanto menos, audaz.
La intención de que “a todos les vaya mejor” suena bien. Sin embargo, la historia reciente nos ha enseñado que los ajustes suelen tener ganadores y perdedores. El desafío del gobierno será demostrar que esta vez la apertura no es solo para los mercados, sino también para una sociedad que cada dia sufre las consecuencias de un modelo economico que hace cada ves mas inaccesible poder cubrir necesidades básicas como alimentos ,servicios ,alquileres etc.
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