Hay que inventarle un nuevo nombre a la locura

para poder ir a llorar adonde todos ríen.

 

Hay que aplicar una técnica eficaz que los haga ignorar

el pestilente rincón donde me acurruco.

 

Hay que hallar una táctica precisa que los vuelva ciegos

frente al inmundo antro en el cual me escondo.

 

Hay que perfeccionar una estrategia certera que me convierta

en alguien cada vez más insensato e incomprensible.

 

Debe serme concedida destreza eximia para instigarlos

a que me ridiculicen, desprecien y aborrezcan.

 

Tengo que complicarlo todo, ser cada vez más oscuro

para que mi existencia misma se vuelva inservible.

 

¡Oh, Cielos! ¡Invisibilidad!

Pugno por lograr que por fin me olviden.

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Copacabana, Abril 1980
Ilustración: The Man in the Box, óleo sobre tela de George Tooker, 1967

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