Por Teresa Parodi– Nunca me parecieron bien ni necesarios los “días de …” pero en este caso honrar a la mujer y ponderar su larga lucha por su dignidad y sus derechos el 8 de marzo, no puede menos que conmoverme y, obviamente, involucrarme.
Aquel 8 de marzo del que se trata, mujeres aguerridas y comprometidas con su propia historia dejaron la vida por sus convicciones.
Y esa fue desde siempre la batalla, hasta ahora sin final, que seguimos sosteniendo.
Así, fuimos ocupando nuestros espacios paso a paso y pusimos nuestra marca, nuestro nombre, nuestra pasión, nuestra alegría, nuestro coraje y nuestra esperanza en al andar, andando y haciendo lo que debíamos hacer sin concesiones.
Y aquí estamos después de Juana Azurduy, de Manuela Pedraza, de Eva Perón, de Violeta Parra, de Chabuca Granda, de las Madres de Plaza de Mayo, de Tita Merello, de María Elena Walsh, de Mercedes Sosa, por nombrar sólo algunas.
Y aquí vamos, no casualmente, con Cristina Fernández a la cabeza, enalteciendo la política, honrándola para las futuras generaciones.
Nada nos es fácil, la cuestión de género está siempre presente pero la vamos venciendo a medida que sorteamos con decisión los palos en la rueda puestos deliberadamente para neutralizar, entorpecer y descalificar todo aquello de lo que, naturalmente, somos capaces.
Hemos podido hacer pie en la educación, en el arte, en la ciencia, en los variados oficios supuestamente solo para hombres, en el quehacer cotidiano de la vida política y social de nuestro país y del mundo.
Pertenezco a una generación de mujeres que no sabe ni sabrá bajar los brazos, que salió a pelear cuantas veces fue necesario, que hicieron desaparecer por sus ideales, que supo levantar la voz para decir basta.
Y vengo de generaciones de mujeres que, en su momento y su lugar, hicieron lo mismo y hemos dado a luz a otras generaciones que ya tomaron definitivamente la posta.
Está en nuestra naturaleza ser decididas y poner el hombro. No callarnos. No rendirnos. No entregarnos. No olvidarnos. No dar un paso atrás.
Y así venimos viniendo, señores, haciendo historia.
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