Esta historia tiene tantos capítulos que resulta imposible registrarlos todos.
Pero hoy está transcurriendo uno de esos que es imposible pasar de largo. Quisiéramos esquivarlo, pero es inevitable.
Los rulitos de Emy, uno a uno, comenzaron a caer… Lo más difícil es que no podemos prometerle nada. En medio de tanto silencio, su hermana se anima a decirle: “Tranquila, Emy. Seguro ahora el pelo te va a crecer largo y rojizo, como cuando eras chiquita”.
Dios sabe que cada vez nos pesa más. Por eso, nos sigue enviando muestras de su amor inagotable. Esta vez, nuestras nuevas amigas de la comunidad Argentina en Singapur, que siempre están pensando en cómo ayudar, nos trajeron pañuelitos y gorritos. Mientras tanto, siguen en la búsqueda del más lindo de todos.
Dios, por favor, cuidá el corazón de Emy, su cuerpito cansado, su mente resiliente… También a su hermanita, que la acompaña cada día con tanto amor, y a su hermanito que espera para verla. Cuidanos también a nosotros como papás. Cuanto más avanzamos en este camino, ¡más necesitamos de tu fuerza y amor!
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