La vuelta a clases puede generar mucha ansiedad y nerviosismo en los niños. Son sus padres, quienes junto a los maestros, deberán encargarse de que el retorno no sea traumático y que disfruten del año escolar.
El regreso a clases se encuentra enmarcado en una mezcla de emociones. Los niños suelen estar contentos de empezar la escuela y tristes porque el verano se acaba. Ya sea porque el verano ha estado lleno de actividades o de quejas de aburrimiento, muchos niños de todas las edades tienen dificultad para hacer la transición de terminar las vacaciones y volver a la escuela.
En este contexto, los padres pueden ayudar a los niños, y al resto de la familia, a disminuir el ritmo de vida acelerado planeando de antemano como será el nuevo ciclo lectivo. Empezar bien un año escolar puede influir en la actitud, la confianza y el desempeño del niño.
Ponerse en el lugar
«Volvemos unos años atrás y nos ponemos en la piel de ese niño que fuimos, podremos recordar y sentir qué nos pasaba internamente los días anteriores a empezar el colegio. Algunas de las sensaciones que los niños tienen al acercarse el comienzo del ciclo lectivo son: ansiedad por reencontrarse con sus compañeros, conocer a la maestra y volver a la rutina; y angustia por separarse de mamá. Los chicos expresan todos estos sentimientos como pueden y así viven esta complejidad emocional que transitan», explicó al portal de noticias Infobae, la psicóloga Dina Laufer (MN47037).
«Sin duda, en varias circunstancias hemos escuchado decir a nuestro hijo ‘me duele la panza’, a lo que respondimos ‘ya se te va a pasar’, buscando con esto desviar la atención de sus sensaciones internas, o ‘si te duele la panza es porque comiste muchas golosinas’, mostrando una negación hacia la experiencia sentida», indicó la especialista, quien sostuvo que de esa manera se logra una desconexión con la experiencia emocional que el hecho le provoca.
Laufer sostuvo que cuando esta desconexión es la pauta que se repite en el tiempo, los niños aprenden que esas experiencias emocionales no son validadas, ni tenidas en cuenta por el mundo adulto.
Identificar el problema
«Hay algunos niños que viven esta situación con mucho estrés porque consideran que no tienen los recursos necesarios y suficientes para superarla. En los primeros días de escuela es normal que se manifiesten más excitables, con ciertas dificultades para conciliar el sueño o más inquietos, pero esto es parte de una adaptación normal al cambio de rutina y puede durar hasta los 15 días posteriores al inicio de las clases. Sin embargo, es necesario identificar a tiempo las situaciones de estrés escolar para así evitar posibles trastornos emocionales que pueden desencadenar problemas de conducta, tristeza, depresión, etc.», aseguró la especialista.
Los síntomas que se enumeran a continuación no son patrimonio exclusivo del estrés escolar, pero sí pueden servir como señales a tener en cuenta por los padres a la hora de decidir realizar una consulta profesional: irritabilidad, cambios en hábitos alimenticios, somnolencia, apego exagerado y tristeza.
Tener en cuenta estos datos y hacer un giro en ciertas actitudes de crianza y convivencia implica generar un espacio de mejor comunicación con los niños, en donde sea posible conversar de aquello que les está pasando, y conocer los sentimientos y emociones que están vivenciando.
Los padres deben esforzarse para que los niños logren tener una buena experiencia de su paso por colegio, ya que serán muchos los años que los niños estarán en la escuela y que esa debe ser una etapa de aprendizaje saludable y placentera.
Algunos Consejos
*Generar un espacio para el diálogo donde el niño pueda expresar sus problemáticas escolares.
*Explicarles con su vocabulario cómo van a ser esos primeros días: los horarios, los recreos, quién será su maestra, anticiparles con quién se retiran del colegio, etc.
*Realizar la preparación de la mochila escolar con ellos.
*Estar atentos a los cambios en la conducta del niño que puedan reflejar ansiedad.
*Participar conjuntamente con los niños en la realización de las tareas escolares. Establecer un horario fijo permitiendo descanso entre tarea y tarea.
*Incorporar progresivamente a la vida cotidiana los deberes, el estudio y las actividades extra escolares.
Fuente: http://infogei.com.ar
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