El martes 25 de mayo de 2010 mi hijo de 5 años fue convocado por el jardín (sala preescolar) para acompañar la bandera argentina en el acto por el bicentenario. Fuimos todos ¨vestidos de gala¨ para ver a nuestros hijos que orgullosamente llevaban la bandera de nuestro país. Poco a poco, la ilusión se iba apagando. Nuestros hijos tenían que quedar paraditos durante todo el acto rodeando el escenario, haciendo qué ¿? … escuchando atentamente las palabras del Sr. Intendente Aldo Carossi y otros.
Mi hijo tiene 5 años y cuando lo busque, me miro angustiado, se puso a llorar y me dijo…¨Me aburrí mucho¨… Porque??? Debía ser una fiesta!!! Y nuestra, de todos nosotros!!!!
Como se le explica a un hijo, que en vez de aburrimiento debería sentir emoción. Esa emoción que se siente cuando uno lucha por sus ideales, por un mundo mejor, por la independencia, por la libertad. Esa emoción que recorre todo el cuerpo cuando cantamos… oh juremos con gloria morir…
Como puede ser que festejando un bicentenario donde deberían reforzarse más que nunca estos valores, esta emoción, esta sensación, estemos viendo el antagonismo de una clase política que si no lleva a los chicos y por ende todos sus familiares, se paran en la plaza a hablarle a nadie.
Como puede ser que no puedan transmitir un poco de pasión, un poco de amor, de cuidado, de moral, de ética, de dignidad. Donde están esos valores?…
Como puede ser que nosotros como sociedad permitamos que nos apaguen el fuego, que nos aplasten y nos utilicen. Por favor, como se le transmite a un hijo que tiene que acompañar la bandera con orgullo y con honor, cuando la utilizan nuestros representantes de una manera tan vil. No son capaces de darles el tiempo necesario para que suban al escenario y sientan en vez de aburrimiento, ese orgullo que se siente cuando uno canta el himno con la bandera en sus manos. Hicieron con nuestros hijos un acto político. Nos usaron…
Son CHICOS, por favor, no permitamos que crezcan con este mensaje, sembremos una semilla de libertad, de pasión, de lucha por los ideales.
La impotencia es una de las peores sensaciones que se pueden sentir. La única forma que encuentro de calmarla es a través de este mensaje. Hagamos algo, los chicos tienen que saber que lo que hacen está mal. Hablemos… Ellos tienen que crecer con ilusión, con valores.
Deberían preocuparse nuestros gobernantes, en vez de cómo hacer de cuenta que alguien escucha sus discursos o que llenan una plaza, como hacer para que alguien acompañe sus ideales con el corazón. No hagamos de cuenta que…. Simplemente HAGAMOS!!!!
María Torcello
Madre y artista plástica
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