Si me permiten, explicaré el por qué de las luces de alumbrado público encendidas durante el día. Sucede que se habla sin fundamento en una crítica sin asidero, y lo digo con todo respeto.
En términos eléctricos existe una relación entre la potencia activa -la que se entrega-, la reactiva -la que se consume- y la aparente que en este caso no reviste importancia para la explicación.
Hay un artilugio matemático que define la relación de estas potencias.
Tiene resolución trigonométrica puesto que tales potencias se representan vectorialmente en un triángulo rectángulo.
Por eso es que en la jerga de la electricidad se habla del famoso “coseno phi” (letra griega, pronunciada “fi”).
Y el coseno es precisamente la función que se calcula para establecer el rendimiento de la energía que se entrega.
En los catetos del triángulo se establecen la potencia entregada y la consumida, y en la hipotenusa, la aparente.
Para que el rendimiento de la potencia entregada se encuentre entre valores normales, el coseno phi debe dar un valor de 0,8 a 0,9 que en la empresa de provisión eléctrica puede leerse en un instrumento.
Un coseno óptimo es 1, es decir, cuando el triángulo se transforma en un segmento
cuyo ángulo es 0º. El coseno de 0º es 1. Pero este guarismo es una condición harto ideal y jamás se alcanza.
Entonces, ¿qué sucede?
El instrumento marca un valor por debajo de los ya dichos, hay entonces un coseno phi bajo. La energía que se entrega no está bien empleada y hay un retorno eléctrico deficiente. ESTO HACE QUE EL USUARIO CONSUMA MÁS ENERGÍA Y PAGUE MÁS.
¿Cómo se subsana?
Precisamente encendiendo las luces del alumbrado público para lograr la estabilización entre las potencias activa y reactiva, y PARA QUE EL USUARIO NO ABONE UN COSTO ADICIONAL.
De modo que las luces del alumbrado público encendidas es para beneficio del usuario.
TODO LO CONTRARIO DE LO QUE SE CREE.
Saludos.
José Luis Gaetano
6-1-10
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