
Fuente: La Auténtica Opinión.
Los cuatro artistas principales cuestan más de la mitad del evento. La inversión supera los 9 millones de pesos. La venta de entradas no fue la esperada. La crisis económica y el impacto en los bolsillos también afectan a las familias a la hora de analizar los gastos. El anfiteatro solo cuando estuvo realmente colmado el domingo. El jueves, la noche más floja en convocatoria. El Festival de Música Popular deja varios temas por analizar.
Para empezar hay que remarcar que lo que se vive arriba del escenario es un espectáculo digno y a la altura de la importancia que tiene el evento a nivel nacional. El ida y vuelta de los artistas con el público, la fiesta, la alegría y la diversión, no entran en esta discusión.
Por fuera del escenario están las cuentas municipales. El Festival Mayor es una inversión en Cultura y también en Turismo. El municipio desembolsa de sus arcas millones de pesos que luego no logra recuperar en su totalidad. No se trata de hacer un negocio sino de salir hecho, o por lo menos que las pérdidas no sean tan elevadas. La gran concurrencia de turistas posibilita que el sector hotelero y gastronómico tengan ingresos superiores para afrontar la situación actual. Pero las cuentas municipales quedaron en rojo.
El costo de este festival, según el presupuesto 2019, fue estimado en más de 9 millones de pesos. De los cuales, por citar tan sólo un ejemplo, más de dos millones fueron destinados a pagarle a Luciano Pereyra, el artista más convocante de esta edición. Es decir un 25% del festival es sólo para pagarle a un artista. Otros millones se van en Jorge Rojas, el Indio Rojas y Banda XXI. Ni aunque llene el domingo salimos hechos, declaró un referente del oficialismo a este medio. La noche del jueves el público prácticamente ni se acercó al anfiteatro, estaba «vacío» si lo comparamos con las otras jornadas.
El Indio Rojas brindó un espectáculo impecable que lo cerró con el lujo de su hermano Jorge Rojas. Le valió ganarse el premio Consagración, aunque quedó demostrado que en esta carrera de solista, donde también logró ser premiado en Cosquín, no es convocante como para llenar el predio municipal. «Los Rojas» subieron a escena y con ellos los números «en rojo». Así surge la inquietud ¿Es necesario hacer cuatro noches?, ¿por qué no se puede optar por tres, del viernes al domingo? Fue un planteo que se hicieron puertas adentro, previamente, algunos funcionarios municipales que forman parte de la organización del evento. La excusa de hacer sí o sí las cuatro noches fue que si hacen tres, se complican los tiempos de los ganadores del Pre-Festival, en ese caso, una opción puede ser que la grilla esté compuesta por menos grupos de tercera línea. ¿Es un festival de la Cultura o es un recital de un artista convocante? La gente se acercó masivamente cerca del horario de actuación de su artista preferido. Van a ver directamente a tal o cual cantante es por eso que en el horario central de la televisión, durante la transmisión en vivo de la TV Pública, los planos abiertos mostraban los «huecos» que habían en el anfiteatro; un predio que horas más tarde tuvo mayor concurrencia durante el sábado y el domingo ¿Qué porcentaje de personas va a disfrutar de la diversidad musical y qué porcentaje va con el propósito de ver a su artista favorito? El Festival, ¿se torna en un recital con invitados?
Respecto de transmitir en vivo por la televisión, sirvió para promocionar aún más a Baradero y también para que se respeten a rajatabla los horarios de la grilla. Para el municipio, en los números fue un costo extra, porque tienen que contratar equipos técnicos con mayores requisitos. La crítica de los que se quedaron a ver el festival desde sus hogares, fue que el sonido era de mala calidad. Por lo momentos se entrecortaba o no salía al aire, como ocurrió con Banda XXI.
Según lo estimaron en el presupuesto 2019 las autoridades calcularon que en la venta de entradas necesitan recaudar unos cuatro millones de pesos y otra suma similar en concepto de publicidad. El gobierno de la Provincia de Buenos Aires no brindó su apoyo, como lo hizo en otras ediciones.
Las cantinas: Lo recaudado será donado al Hogar del Niño y al de Ancianos, como una manera de recuperar la inversión del festival.
Otra situación es el costo que tiene incorporar artistas de primera linea, que los grupos le cobren menos cachet a los eventos organizados por municipalidades, como Baradero o Cosquín, porque justamente el precio que tienen es altísimo y así se eleva el valor de la entrada popular. Es cierto que $450 o $500 se torna accesible si se compara con los shows particulares que ofrecen los cantautores, cuando se presentan en teatros o estadios de fútbol, pero es una cifra accesible para una sola persona, no para una familia tipo, que de entrada solamente gasta $2000, si a eso se le suma el costo del transporte, el alojamiento y el consumo dentro del predio, que a más de uno espanta, sobre todo en estos tiempos de crisis económica.
Baradero tiene otra complicación: el alquiler del techo del escenario. Una obra frustrada. Cuando Cambiemos asumió tenía prácticamente su primer festival encima. Luego decidieron quitar la estructura por obsoleta. La promesa fue que a lo sumo sólo en un festival iban a tener que alquilar una estructura. La obra aún no se concretó y ya pasaron tres festivales con este gasto. Junto al alquiler, este año también agregaron la contratación de una empresa de seguridad privada, la misma de la del Festival de Rock.
La Peña Oficial de la Plaza Mitre, ¿le resta gente al Festival Mayor? Es una propuesta que ofrece música gratuita y además posibilita mayores ingresos a las cantinas de las instituciones que trabajan en el centro de la ciudad con el objetivo de solventar los gastos que se le presentan durante el año. El clima que genera la Peña Oficial es muy agradable y gratificante, es un momento ideal para compartir en familia y con amigos. Por lo tanto ¿Todo se debe concentrar en el anfiteatro o también puede convivir con actividades paralelas? La decisión de este año fue que la Peña Oficial terminara a la una de la mañana, la idea fue que las personas que estaban allí si querían seguir escuchando música en vivo, no tengan otra opción que ir al anfiteatro. Pero el lugar que ofrece la plaza da para quedarse.
Son todos temas que merecen un profundo debate. Lo que si está claro es que el Festival de Música Popular no se puede dejar de realizar. Es un sello de nuestra identidad que debe tener la correspondiente y adecuada continuidad, luego de los años de silencio de la Dictadura y el recupero con la Democracia. Los cantores no deben callarse. Este escenario debe mantener su vigencia y calidad.
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