
Lo que el Papa Francisco nos está pidiendo con este gesto es profundamente simbólico y humano: nos está invitando a mirar a los márgenes, a no olvidarnos nunca de quienes suelen ser ignorados, excluidos o descartados por la sociedad.
Al pedir que personas trans, migrantes, sin hogar y presos acompañen su féretro, nos deja un mensaje claro:
👉 La dignidad no tiene condiciones.
Cada ser humano, sin importar su historia o situación, merece respeto, amor y un lugar en el centro de la comunidad.
👉 El Evangelio está en los márgenes.
Francisco vivió y enseñó que seguir a Jesús significa acercarse a los que más sufren y a quienes la sociedad suele rechazar.
👉 La Iglesia debe ser casa para todos.
No una élite espiritual o moral, sino una comunidad abierta, sanadora y acompañante, especialmente para quienes más lo necesitan.
👉 La muerte no borra el compromiso.
Incluso en su despedida, quiso dar testimonio de lo que predicó en vida: una Iglesia pobre para los pobres.
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