
El cambio de lugar fue un factor clave que frenó la inversión en el proyecto de GNL, originalmente pensado para desarrollarse en Bahía Blanca. Este puerto, que ya cuenta con infraestructura energética y un historial en la industria de hidrocarburos, era visto como un lugar estratégico para la instalación de la planta de licuefacción y exportación de gas natural. Sin embargo, la decisión de cambiar la ubicación generó incertidumbre y retrasos.
El proyecto requería una ubicación con acceso a las redes de gas, una logística marítima adecuada y la capacidad de manejar grandes volúmenes de exportación. Bahía Blanca ofrecía estas condiciones, pero al cambiar la locación, las empresas involucradas, como Petronas, empezaron a reevaluar su participación y las implicaciones económicas de un nuevo sitio.
Este cambio inesperado de lugar no solo afectó los plazos del proyecto, sino también la confianza de los inversores, que ya habían destinado tiempo y recursos a evaluar la viabilidad de Bahía Blanca. En consecuencia, Petronas, que inicialmente estaba comprometida con el desarrollo, decidió no aportar los fondos necesarios, lo que ahora pone en duda la realización de esta iniciativa clave para el sector energético argentino.
El desafío actual es encontrar una nueva locación que ofrezca condiciones similares o superar los obstáculos del cambio de lugar para no perder la oportunidad de desarrollar el GNL en Argentina.
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