No midieron las palabras, solo importó el impacto político sobre la gestión de Antonijevic, eligieron un mensajero, un medio, concejales fieles y alguien crédulo que compre la historia.
Como tantas veces, desde las sombras, Carossi armó un relato que tenía como objetivo dejar mal parado ante la sociedad a uno de los mejores funcionarios del gobierno comunal, Sebastián Misenti y por efecto rebote al resto del gobierno.
Todo empezó con una mentira, sobre un empleado que habría cobrado una exagerada suma en horas extras y que trabajaba fuera del ámbito municipal, se sumaron algunos medios que reprodujeron la mentira con el título de «Corrupción» y un concejal que le dio crédito, no investigó y optó por armar un proyecto pidiendo informes en la sesión del HCD.
Durante una hora se encargaron los ediles de machacar, de mancillar el nombre de un trabajador, con términos como privilegios, falta grave, vergüenza, etc, etc. Se había logrado el objetivo algo vacio, inventado era noticia.
Equivocadamente, enceguecido por escuchar y leer su nombre vinculado a corrupción y deshonestidad, el mecánico llamó al concejal para pedirle explicaciones, pero el tono y las formas resultaron amenazantes, generó miedo en la mujer del legislador y se hizo una denuncia policial por amedrentamiento.
El gremialista que mintió, fue por más, sacó una solicitada aprovechándose del cargo, machacando sobre el mismo tema, con el clásico versito de los trabajadores, sus derechos y demás cháchara. El objetivo seguía siendo desprestigiar, continuar con el plan y no apartarse de ahí.
Pero como la mentira tiene patas cortas y más cuando te enfrentas a quien trataste de ensuciar, el gremialista terminó reconociendo que a lo dicho, se lo dijeron, que él no sabía, que lo dijo pero no lo dijo, y demás excusas. La careta se cayó, pero había que seguir para no dejar mal parado al jefe.
Por decantación tambaleó la cabeza del mecánico, por amenazar al concejal y como siempre el hilo se cortó por lo más delgado.
De la calificación de corrupción se bajó a la de desigualdad, argumentando que no es posible que un empleado municipal trabaje fuera del municipio ya que es injusto para el resto de los empleados.
El título de la noticia cambio corrupción por: «despidieron al mecánico».
Así actúa lo peor de la política, el tema está terminado y la semana próxima se armará otra historia para la girada.
La víctima. Un trabajador del que todos se olvidarán y nadie se hará cargo de desagraviarlo, el cual fue utilizado para la mentira, tratado de corrupto, denunciado ante la policía y hasta se quedó sin trabajo.
Como en un juego de ajedrez, al no poder ir por la reina se comieron al peón.
Gustavo Bó
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