Al escuchar a Alan Arozena me da la sensación de que estoy en una película estadounidense, esas donde los policías son los buenos y se desviven por proteger a la sociedad. Este policía no es parte de una película sino que trabaja en nuestra ciudad, y ayer fue distinguido por su correcto accionar en un robo sucedido en San Pedro días atrás.
Aquí dejamos sus palabras, donde relata cómo fue el hecho por el cual hoy es un policía distinguido: “yo no estaba de servicio, mi mujer estaba embarazada, estábamos en un negocio al lado de donde estaba sucediendo el robo. Una mujer entró alterada a avisar que en el kiosco de al lado estaban robando. Yo decido ir, me escondo tras una heladera, me identifico como policía, y veo que a la mujer del negocio la estaba teniendo del cuello. Entonces le apunto con mi arma reglamentaria, pero el ladrón en vez de sentirse intimidado, me observa y se dirige hacia mi y empieza a correr hacia mi persona, activa su pistola y ahí recibo un tiro en el brazo izquierdo que me sale por la espalda. Yo le disparo también; podría haberle disparado por la espalda, pero había mucha gente y se podría haber armado un desastre. Entonces lo empecé a correr. Cuando me ve corriendo tras él, empezó a dispararme otra vez, 5, 6 disparos más, hasta que uno impacta en mi pierna derecha. En ese momento termino perdiendo la fuerza y caigo a mitad de la calle.”
Alan nos dice, además, que en su formación a ellos les inculcan que lo prioritario es la vida, y que su mejor arma es la acción verbal. Por eso nunca quiso dispararle al delincuente ni por la espalda ni a ninguna parte del cuerpo en que pudiera matarlo.
“La institución policial está conformada por gente, no escapa de esto. Y como en todos lados, hay gente buena y hay gente mala”.
Este es un caso de los buenos.
Foto: Notisanpedro.blogsppot.com
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