El viernes pasado, Waldomiro De Freitas, un hombre de 70 años de la provincia de Misiones, tomó una botella de whisky de baja calidad, luego tomó una escopeta y se sentó a esperar pacientemente a su mujer que regresaba de un viaje a Brasil, donde vive su familia. Cuando llegó, la mató prácticamente sin mediar palabra y luego se suicidó de un tiro en la cabeza con la misma arma.

Fuentes policiales indicaron que el horrendo femicidio ocurrió el viernes pasado en una vivienda ubicada en en el kilómetro 961 de la ruta nacional 14, cerca de la localidad de Dos de Mayo, a 170 kilómetros de Posadas. La víctima fue identificada como Marli Koenemann, nacida en Brasil hace 58 años.

De Freitas, por su parte, sabía la hora exacta en la que su pareja iba llegar y por eso -de acuerdo con la reconstrucción que pudieron hacer los investigadores- se ubicó en el patio del frente de la propiedad con una escopeta calibre 12.70, tipo itaka, en la mano con la idea de matar instalada en su cabeza.

Habían pasado pocos minutos después de las 18.30, con poca luz solar, cuando el hombre observó que Marli se acercaba. Se puso de pie, se ubicó a pocos metros de ella y desató el horror. Según las fuentes consultadas por este medio, De Freitas primero le disparó al transformador de la red eléctrica y dejó sin energía a toda la zona. Su objetivo, quizá, era que evitar que tanto su mujer como los vecinos no vieran con claridad lo que pensaba hacer.

Luego de interrumpir el servicio de electricidad, le disparó varias a veces a su pareja. Los vecinos le indicaron a la Policía que no escucharon ningún tipo de discusión pero si varias detonaciones. Cuando llegaron, observaron los dos cadáveres tendidos en el piso. La autopsia reveló que el femicida atacó con saña a la víctima.

El examen forense posterior señaló que Marli presentaba heridas en todo el cuerpo. Tenía una fractura de cráneo con un orificio de salida, un disparo en el costado derecho, en el pecho, en el cuello y pérdida de masa encefálica.

De Freitas, luego de acribillar a la mujer con la que pasó los últimos 30 años de su vida, se disparó en el cuello. Un disparo que “le produjo el estallido del cráneo”. En la escena del crimen encontraron una botella de whisky marca Doble W vacía. Por eso suponen que el asesinato lo cometió bajo un estado de completa ebriedad.

De acuerdo con lo que trascendió en los medios locales de Misiones, la relación de la pareja estaba desgastada. Al parecer los celos enfermizos del hombre se hacían notar cada vez más. Mientras tanto, Marli viajaba con frecuencia a Brasil no sólo para visitar a su familia, sino para traer mercadería que luego vendía. Su marido, en tanto, se dedicaba a la agricultura. Según registros oficiales, cultivaba tabaco. La pareja tenía dos hijas.

Cuando los agentes llegaron al lugar ambos estaba sin signos vitales. Trabajaron en el predio agentes de la Policía Científica de la Unidad Regional VIII de Misiones, quienes realizaron peritajes en toda la escena. La investigación quedó en manos del Juzgado de Instrucción Nª 3 de San Vicente, cuyo titular es el doctor Gerardo Alberto Casco. Desde la Policía dijeron que tampoco se encontraron denuncias por hechos de violencia por parte de la mujer. Según el diario El Territorio, que adelantó el hecho, el crimen de Marli es el séptimo femicidio en lo que va del año en Misiones.

Sus familiares la despidieron con dolor en las redes sociales. “Tía Marli, tu sonrisa y bondad siempre serán recordadas con cariño. Todavía se siente tan irreal que te hayas ido, no puedo creer lo que acaba de pasar. Tu recuerdo siempre permanecerá vivo en nuestros corazones. Y estoy segura de que serás la estrella más brillante allí arriba y seguirás protegiendo y brillando sobre tus nietos. Descansa en paz, tía, te amaré por la eternidad”, le escribió Sthefani, una sobrina.

Infobae

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