Especialistas de la UNCa se refirieron al temporal que días atrás en afectó a varios departamentos de la provincia. Explicaron cómo la combinación de causas geológicas, climáticas y geográficas se ve potenciada por acciones sociales.
Especialistas de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCa) brindaron argumentos respecto a las causas que llevaron al último desborde de los ríos en las zonas afectadas del interior provincial.
Adriana Niz, Profesora de la Facultad de Tecnología y directora del Instituto de Monitoreo y Control de la Degradación Geoambiental de esa Casa de Estudios, explicó las lluvias excepcionales “son ciclos que se dan cada centuria o cada 70 a 80 años” pero además, sus consecuencias son agravadas por las transformaciones medioambientales que los seres humanos venimos realizando.
“Cuando el relieve es modificado substancialmente, hay alteraciones también en los factores climáticos. Todo esto, añadido a que estamos en un proceso de cambio climático”, dijo al sitio de la universidad.
En este sentido, el decano de la facultad de Ciencias Agrarias, Ing. Oscar Arellano apuntó el impacto ambiental de la agricultura y la ganadería, si la superficie y la forma de cultivo no son adecuados de manera que los escurrimientos no generen estos desastres. En declaraciones a Radio Universidad, sostuvo que la dinámica de las cuencas, los flujos del agua y el escurrimiento debería ser una cuestión central para tomar decisiones. Pero ejemplo, al construir barrios estos factores no suelen tenerse en cuenta.
Un dato alarmante que anticipa la Dra. Niz es que luego de estas “etapas de precipitaciones extraordinarias” vinculado al fenómeno del “El Niño” seguramente le seguirá un periodo de sequía (“La Niña”). Además, hay un aumento de probabilidades de futuros aludes: las montañas se catamarqueñas se encuentran al descubierto por recurrentes períodos secos y no están preparadas. Sus laderas presentan fracturas en la composición de las rocas, restos de degradación de los suelos sueltos y raíces de esa vegetación -según describió la especialista de la UNCa- y generan condiciones que favorecen la formación de inundaciones e incluso aludes.
“Todas estas precipitaciones se ven potenciadas por la disponibilidad del sedimento, que afecta el pie de monte. Por eso esto, lo que podría ser un evento geológico natural, se transforma en un riesgo geológico, porque afecta a comunidades vulnerables, su economía, estructuras, etcétera”, añadió.
En relación a la posibilidad de predecir este tipo de situaciones, la científica indicó que se elaboran mapas de riesgo y mapas de vulnerabilidad. “Uniendo estos mapas que te están indicando cuál es la vulnerabilidad geomorfológica de la región y la vulnerabilidad climática, se puede llegar a inferir; porque, en realidad, los fenómenos naturales se infieren, ya que la naturaleza tiene una vida propia”, concluyó Niz. (InfoGEI) Ga
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