Cumple 150 años la Escuela N° 4 de Baradero que lleva el nombre del patriota guatemalteco José Cecilio del Valle. Se brinda al lector una reseña de su actividad ya que es escasamente conocida la vida y acción de este hombre sabio. Nació en una zona de Guatemala que hoy pertenece al territorio de Honduras y luchó denodadamente por la unidad Centro y Latinoamericana.
José Cecilio del Valle es para muchos historiadores, uno de los padres del Panamericanismo, junto a Francisco de Miranda y Simón Bolívar. Mientras que Valle fue el primero, en diseñar un plan específico de como llevar a cabo, la unidad de la América Latina, fundado en la igualdad de los estados, la justicia, la paz internacional y la solidaridad entre los pueblos. Simón Bolívar por otro lado, fue el primero en poner en práctica esta idea.
En 1815, Bolívar expresó sus pretensiones «de formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tienen un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse».
Durante la lucha emancipadora de América, otros como: Miranda, Sucre, San Martín, O’ Higgins y Morazán expresaron en diversas épocas ideas parecidas. Pero en la concepción de José Cecilio del Valle, la idea de la unión americana y su confederación, se vuelve más pragmatica, sistemática y objetiva, en cuanto que sus fundamentos son más concretos y avanzados.
Valle en su periódico, ‘El Amigo de la Patria’ publicó el 1° de marzo de 1822, un artículo titulado «Soñaba el abad de San Pedro y yo también sé soñar». En éste, el ‘Sabio’ expresó sus deseos «Que en la provincia de Costa Rica o de León (Nicaragua), se formase un Congreso general más respetable que el de Viena, más interesante que las dietas donde se combinan los intereses de los funcionarios y no los derechos de los pueblos.»
La formación del congreso americano integracionista propuesto por Valle, tendría el deber de cumplir con dos objetivos primordiales «…que ninguna provincia de América sea presa de invasores externos, ni víctima de divisiones intestinas», y el segundo: fomentar el desarrollo económico de todas las regiones americanas. Para lograr este último punto, que se tomasen en cuenta las respectivas necesidades y se formase el tratado general de comercio de todos los estados de América, distinguiendo siempre con protección más liberal el giro recíproco de unos con otros.»
En 1823 Bernardo Monteagudo, representante de Simón Bolívar, estuvo por algún tiempo en Guatemala. Allí leyó los escritos de José del Valle. Poco después de abandonar el país le escribió a Valle demostrándole su interés por imprimir su artículo sobre la federación americana y que el libertador estaba de acuerdo. Agregaba que Bolívar veía en él uno de los más fuertes defensores de la libertad en el nuevo mundo.
En junio de 1826 se llevó a cabo en la Ciudad de Panamá el Congreso Anfictiónico convocado por Bolívar desde diciembre de 1824. Al mismo concurrieron los delegados y representantes de la Gran Colombia, Perú, Centroamérica y México. Como países observadores estuvieron Gran Bretaña, Holanda, Brasil y EE.UU. En el congreso se determinó entre otras cosas «Sostener en común, defensiva y ofensivamente si fuese necesario, la soberanía e independencia de todas y cada una de las potencias confederadas de América contra toda dominación extranjera; y asegurarse desde ahora para siempre los goces de una paz inalterable y promover al efecto la mejor armonía y buena inteligencia, así entre sus pueblos, ciudadanos y súbditos, respectivamente, como con las demás potencias con quienes deben mantener o entrar en relaciones amistosas…»
Fue así como José Cecilio del Valle con sus ideas contribuyó a dar vida a los «principios jurídicos que ahora son factores de las relaciones y la convivencia interamericana. Lo cual constituye, uno de sus principales logros.
La muerte de Valle, «el más grande pensador y erudito que hasta la fecha ha nacido en Centroamérica» fue todo un acontecimiento político, ya que «estaba electo Presidente de Centro América… obtuvo la mayoría de los votos; pero el destino había decidido que jamás fuera Jefe de la nación. La muerte (a los 54 años de edad) cerró sus ojos antes de que los pliegos se abrieran.»
Resulta de sumo interés la actuación de Valle y se recomienda a todos los interesados en nuestra historia latinoamericana, profundizar la lectura acerca de sus actividades, que fueron múltiples y de gran importancia, pero que no se pueden, por lo extenso que resultaría, editar en una publicación como la que el lector tiene en sus manos.
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