Irma Tineo es docente y esta a días de jubilarse, pasó 40 años al lado de los jóvenes, en el último tiempo como directora de uno de los establecimientos educativos más concurridos y popular de la ciudad, la escuela industrial, con sus años como profesora le sobra autoridad y experiencia para hablar sobre la juventud baraderense.
Irma supo contener a muchos adolescentes en situaciones extremas, la muerte de cuatro compañeros en accidentes de motos, fueron algunos de los tantos momentos donde muchos chicos encontraron en la escuela la palabra que necesitaban para mitigar el dolor.
El 1ro. De Diciembre será oficialmente jubilada, hoy esta con licencia.
Irma quien asume que su vicio por el cigarrillo a veces la deja mal parada ante algunos que la cuestionan como si esto fuera determinante en la educación dentro de una sociedad cargada de problemas mucho más graves. No se calla, porque sabe que los jóvenes necesitan atención.
Ella es una defensora de la juventud, cree que la escuela es la única institución que aun se mantiene en pie en cuanto a los valores y los limites, habla de la ausencia, la falta de contención familiar, el consumismo, la falta de compromiso social, pero fundamentalmente habla de amor, algo que aunque parezca mentira cada día es más difícil de encontrar.
“No pensemos que cuando un chico tiene 13 o 14 años es adolescente. Ahí yo disiento mucho con algunas informaciones de psicólogos o psicopedagogos que tratan a los chicos de esa edad como si fueran nenes y ya no lo son. Si están en una etapa de adolescentes, en algunos casos ya la están terminando para empezar a ser jóvenes, no jóvenes adultos, jóvenes. Porque indudablemente muchas instituciones empezando por la familia a partir de los quince años o por ahí antes, le dan cierta libertad- en el buen sentido de la palabra- a los chicos como:” vos decidís, vos arréglate tus cosas, vos organízate para hacer esto, lo otro, de aquí para allá,” pero pienso que la guía se tiene que continuar durante un tiempo hasta que uno vea que sus hijos, o sus alumnos estén ya formados y tengan su opinión formada, cosa muy difícil.
Si nos retrotraemos a cuando nosotros teníamos esa edad, también buscábamos la escapada de diez o quince minutos para hacer lo que sabíamos que no se podía hacer, pero en nuestro caso y un tiempo después- yo se los comenté a muchos- sabíamos que había –entre comillas- dos paredes: una en casa, donde había cosas que no se podían hacer y sabíamos que no se nos iba a permitir hacer y la otra en la calle donde estaba mal visto hacer tal o cual cosa y sabíamos que de esa forma no nos podíamos mover, por eso buscábamos por ahí cinco o diez minutos hacer la travesura que no se debía hacer. Eso no se ve ahora, eso no se ve. A raíz de todo eso muchos hemos llegado a la conclusión que la escuela es la única institución que se mantiene en pie, donde el chico más o menos respeta normas, saben que existen reglas que se deben aceptar y respetar.
Los lunes muchos chicos que llegan tarde, que lógicamente no estudiaron- eso pasó siempre-, que vienen mal predispuestos, cansados, ¿Dónde fuiste? al boliche- 13- 14 años-, ¿A qué hora te acostaste? y …a las seis, a las siete ayer, pero después tuve que salir y anoche me quede con el facebook hasta las cuatro de la mañana y a las siete entran a la escuela. No puede un niño de esa edad rendir haciendo cosas que ni siquiera hace un mayor, ahora quién permite que eso se haga, ¿Quién lo permite?. Las famosas matinés de los viernes o los sábados, empiezan a las nueve de la noche, papá, mamá los dejan ir total lo vamos a buscar a las doce, de paso salimos o nos juntamos a comer, pero a todo esto saben que hay mayores, saben que hay alcohol, saben que se practica sexo en los lugares públicos si ningún problema, ahora para todo esto ¿quién les da la plata?, porque si vos te pones a pensar, para entrar en un estado de ebriedad no lo arreglas con diez pesos, necesitas mucho mas, entonces de dónde saca la plata el chico, se la damos nosotros los mayores, ¿entonces donde ponemos el límite ahí?, no lo ponemos.
Quién dijo que es una obligación comprarle a un joven una moto cuando cumple los quince o cuando no se lleva ninguna materia para el año que viene, sino llevarse una materia es una obligación, si es lo único que hace. Ahora no compramos la moto de 50 cc, le compramos la de 90 cc. Ahora, ¿ellos ven llevar a los mayores el casco correspondiente?. No, ¿entonces quién da el ejemplo, quién pone la pared en la calle?, cuatro policías de tránsito no lo pueden hacer. Yo he visto mamás con dos o tres chicos y generalmente el bebé adelante de todo, quién es el paragolpes de esa moto, el bebé que va adelante y todos al piso y le van a echar la culpa al vehículo de mayor porte, pero no es así.
Los mayores no damos el ejemplo. Eso sucede en estos últimos 15 o 20 años a esta parte que se fue deteriorando todo, por eso voy a decir que la escuela en general es la única institución que se mantiene en pie, donde el chico va a buscar ayuda, pide consejo y discute- que eso está bien y antes no nos dejaba- pero va a la escuela y ahí es donde más o menos se contiene a los chicos en todas sus problemáticas.
La conclusión que yo traigo es que los chicos cuando pueden, cuando quieren y cuando son incentivados para hacer algo por ellos mismos lo hacen. Para un chico que está en la escuela secundaria el compañerismo es fundamental y unirse para hacer algo en común lo lleva a ellos mismos a perfeccionarse interiormente y querer más a los demás. Entonces ahí está el papel que los mayores tenemos que buscar, como hacemos para reunir chicos de distintos origen social para que hagan una tarea en común en beneficio de todo los demás, eso la escuela no lo puede hacer.
La propuesta para incentivar a los jóvenes que sirve tiene que venir de la sociedad, del conjunto de padres, de un conjunto de vecinos, pero que empiecen los grandes a laburar, entonces los chicos se comprometen con ese tipo de personas, porque el resto de la sociedad no participa- es lo que me preocupa a mí-. La escuela no tiene que educar, la escuela instruye. Yo quiero darle un abrazo fuerte a todos los chicos de Baradero que trabajan o para la diversión de lo demás o para defender a su escuela en algo- que es lo que se está logrando hasta ahora y esperemos que crezca un poco más-.
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