Emilio Sorkovsky fue un médico conocido en nuestra ciudad, uno de los pocos médicos de familia. Él agarraba su valija e iba al domicilio del enfermo. Hoy, el día de su cumpleaños, el festejo es triple porque también cabe festejar sus 48 años viviendo en Baradero y sus 50 años como profesional.
Él llegó a Baradero con su familia, con tres hijos, a trabajar. No le quedaba otra. “El problema es que a mi Baradero me trató muy bien”, confiesa. “Antes existía el consultorio, pero yo hacía muchas visitas a domicilio. Era muy lindo. Yo no puedo más que agradecer a Baradero”. El doctor es director de un geriátrico, el cual decidió instaurar porque hacía falta en la ciudad, había mucha gente que “prácticamente estaba abandonada”.
¿Qué es lo más importante dentro de la profesión, qué no tiene que perder un médico? “Y… hay mucha responsabilidad, lo que un médico no tiene que perder son las ganas de trabajar. Uno tiene que seguir. Yo muchas noches me he despertado pensando ¿no habré metido la pata? No hay que perder las ganas” Estas son las palabras de un médico con mucha experiencia, que hoy merecidamente ya se encuentra bajando la cortina de su profesión.
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