Lorena Alzamendi acarrea una historia familiar en la que aprendió la importancia de lograr trasplante efectuado a tiempo. Así, llegó a ser donante de células madres, y está a punto de significar un antes y un después en la vida de un chico de 20 años al que no conoce.
Este martes, en el Hospital Alemán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Lorena Alzamendi, donará médula ósea para salvarle la vida a un joven radicado en Noruega que afronta un complejo cuadro de leucemia.
La mujer, oriunda de la ciudad de Azul, tiene una compatibilidad del ciento por ciento con el receptor de sus células madre. El caso, según aseguran desde el área del INCUCAI que se encarga de la búsqueda de personas aptas para realizar este tipo de trasplante, es poco común.
Durante una reciente entrevista con el diario El Tiempo, la mujer no ocultó su nerviosismo, a horas de ingresar en el quirófano del centro de salud porteño, pero al mismo tiempo dejó en claro su compromiso por tender una mano a quien necesita y de generar conciencia sobre la importancia de la donación de órganos.
Lorena se desempeña como empleada municipal en el área de maestranza, es madre de dos chicos de 4 y 15 años y acarrea una historia familiar vinculada con la donación de órganos, luego de que uno de sus hijos, fuera autotrasplantado de células madres. De allí surgió su inquietud por el tema.
“En 2014, gente del INCUCAI vino a Azul y fui a donar sangre. Ahí me preguntaron si me gustaría ser donante de médula ósea y dije que sí, que me gustaría”, explicó y luego continuó: “en el 2016 me dijeron que me iban a realizar estudios de sangre y de eso resultó que era ciento por ciento compatible con una persona que vive en el exterior y que padece de leucemia”.
Desde entonces, pasó por rigurosos análisis de sangre y pre quirúrgicos, pero nada de eso importa, y la mujer aguarda con ansias el día de la intervención.
“Tanto los médicos como los psicólogos del Hospital Alemán me recalcaron que, con esto que hago, salvo una vida. Más adelante esa persona que lleve mis células madres –un chico de 20 años- quizás me va a querer conocer; eso se verá. Pero sí está claro que tengo la posibilidad de salvarle la vida a una persona que está pasando por una leucemia terrible, que está con unas sesiones de quimioterapia impresionantes. Si, como me aseguran, al recibir mis células madre esa persona quedará curada, eso me alegrará muchísimo el corazón. Estoy feliz, la verdad es que estoy feliz”, sentenció. (InfoGEI) Ga
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