
Con un mensaje de sencillez y servicio, León XIV inició oficialmente su ministerio como Obispo de Roma. Durante la ceremonia de toma de posesión en la Basílica de San Juan de Letrán, el nuevo Pontífice pronunció palabras que resonaron por su profunda humildad: «Les ofrezco todo lo poco que tengo y que soy», comprometiéndose a estar «a la escucha de todos, para aprender, comprender y decidir juntos».
Su primer día como Papa también incluyó una visita a la Basílica de Santa María la Mayor, donde veneró a la Virgen Salus Populi Romani, protectora de Roma, y rezó ante la tumba de su predecesor, Francisco. Este gesto reforzó su conexión con la tradición y su deseo de guiar a la Iglesia con espíritu de diálogo y cercanía.
Con un estilo marcado por la austeridad y la apertura, León XIV comienza un pontificado que promete escuchar tanto a los fieles como a los desafíos del mundo moderno.
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