
“Mi papá maneja todo con un Nextel”
La hija de Raúl Martins afirma tener nuevas pruebas del negocio que combina prostitución, coimas y aprietes. Por qué Macri no puede desconocer que estuvo en un prostíbulo. De ilusa a denunciante.
Por Lucas Cremades – Lorena Martins lleva sobre sus espaldas la pesada sombra de su padre. Sentada en el living de su casa materna, la primera arrepentida de la trata de personas, que se animó a enfrentar a un supuesto capo de la prostitución en Argentina y México –y además, su padre–, le enseña sus muñecas a Veintitrés. El acto es instintivo: lo hace para refutar las declaraciones públicas de Raúl Luis Martins, quien dijo que Lorena había intentado cortarse las venas antes de denunciarlo por trata de personas, coimas a policías e inspectores y el manejo de al menos siete prostíbulos en la Ciudad de Buenos Aires y otros más en la ciudad mexicana de Cancún.
“Son tantas las aristas de este caso que, para algunos, hay cosas que es mejor no decir. Por ejemplo, Mauricio Macri dice que no conoce a Martins y sale fotografiado en un famosísimo prostíbulo de Cancún junto al socio de mi padre, Gabriel Conde. El mismo que, a fines de los noventa, estuvo 29 días detenido en Devoto porque le encontraron a una menor prostituyéndose en Shampoo, local que era de su propiedad –se sorprende la hija del ex agente de inteligencia–. No creo que a Macri le haya convenido decir que Conde es un amigo de hace muchos años al que conoce por medio de su padre Luis Conde, ex dirigente de Boca Juniors. ¿Él no sabía de la historia de la menor? ¿Por qué se dejó fotografiar en ese prostíbulo? ¿Por qué no se fue a la playa?”, dice Lorena. “La disco a la que asistió Macri con su esposa, Juliana Awada, es propiedad de mi papá. Ese local antes se llamaba Divas y hoy se llama Mix. En ese lugar hay dos habitaciones con cama donde se prestan servicios. Y si dudan de lo que se hace en ese local, agarren la guía telefónica y llamen a cualquier habitante de Cancún. Ninguno te va a negar que Mix es un prostíbulo.”
Acerca de Gabriel Conde, Lorena hace referencia a la causa iniciada a fines de 1997 por el entonces fiscal José María Campagnoli. Entonces, Francisca Soarez de Souza, una brasileña sometida a la prostitución, “casualmente” denunció los mismos tratos y abusos que la hija del ex agente de la SIDE denunciaría 15 años después. “Cuando ocurre lo de Campagnoli, yo estudiaba periodismo en la Universidad de El Salvador. Era una chica de clase media alta bien acomodada, que siempre supo que él vivía armado hasta para jugar al fútbol”, recuerda quien para ese entonces, a los veintidós, intentaba creer en la inocencia de su padre. “A raíz de aquella denuncia contra mi padre, mi mamá, mis dos hermanos y yo nos tuvimos que ir a vivir a España. En ese tiempo ya mi papá le daba palizas a mi madre: tiene varias denuncias por maltrato en España y se tuvo que escapar de la Guardia Civil Española.
–¿Cuándo y cómo se entera de las actividades de su padre?
–Nunca llegué a tener un conocimiento real acerca de cuándo empieza con este negocio. Mi papá trabajó para la SIDE en plena dictadura. Desde los cuatro años sé que porta armas. Aunque guardo mis sospechas sobre la relación de mi padre con la dictadura. Dice que no tuvo nada que ver, aunque lo veo difícil. Por caso su abogado, Teodoro Álvarez, es el mismo que se jacta de haber sido el defensor de Aníbal Gordon, que formó parte de la Triple A.
–Raúl Martins sostiene que usted se vale de esa causa de 1997 para denunciarlo ahora.
–Él hace las mismas actividades que antes pero las pruebas que yo tengo en contra de él son nuevas. El negocio que él maneja creció exponencialmente. Pero nadie pone prostíbulos a su nombre sino por medio de testaferros, a través de documentos o sociedades y poderes de administración. En definitiva, quien dispone de esos bienes es mi padre. Tengo documentación que va a demostrar que los siete locales que denuncié y figuran bajo otros nombres son propiedad de Raúl Luis Martins. Pablo Paternostro es quien delante de mí le dio un sobre de dinero a Oscar Raúl Ríos, a cargo del CGP Nº7. Mi papá la juega de retirado pero con un Nextel maneja todo, es la cabeza de la organización. Muchos testigos van a empezar a hablar y los socios de la banda en algún momento van a decir que los jefes de la banda son mi papá y Estela Noemí Percival (su mujer actual).
Según Lorena, Percival “es la que opera y se traslada desde Argentina a México para controlar la organización. Mi papá no puede salir de México ya que está procesado por el prostíbulo donde estuvo Macri. La gente que defiende a Macri intenta desprestigiarme para hacerlo zafar”.
Lorena contiene las lágrimas que le brotan de repente en sus ojos. Dice sentirse indignada. En el amplio comedor de su casa materna, papeles escritos con cuentas, registros de entradas y salidas e importes, más una gran cantidad de álbumes de fotos, en las que se ven todo tipo de imágenes con mujeres y hombres desnudos, forman parte del cúmulo de pruebas con las que la hija del presunto proxeneta mantiene la ilusión de hacer justicia contra su propio padre.
Mientras tanto, en las afueras del inmenso chalet ubicado en el conurbano bonaerense, dos consignas de Gendarmería Nacional custodian la puerta de entrada y cada uno de los movimientos de Lorena. La cuidan desde que denunció que su padre la mandó a matar.
El pasado martes 15, Lorena se presentó ante el fiscal Gerardo Pollicita, a cargo de la investigación. El viernes 19 debía volver para ampliar su declaración, pero antes sería recibida por la Ministra de Seguridad, Nilda Garré.
Los días que vienen prometen no ser tranquilos. La hija de Martins reveló lo que muchos callan acerca del mundo de la trata de personas, del vínculo con comisarios, con cuentas de dinero para coimas y puertas clandestinas en los boliches para desalojar a las mujeres con la complicidad de funcionarios porteños. Además de los aceitados vínculos con el narcotráfico y con agentes de la SIDE en actividad.
–¿Qué la llevó a emprender esta cruzada contra su papá?
–Las chicas. Las chicas de México –repite Lorena antes de que la voz se le quiebre por segunda vez.
“Fueron seis meses los que estuve entre Buenos Aires y México dedicada a recabar información en cada uno de sus locales –reinicia el relato–. Cuando desde acá empiezo a notar demasiadas irregularidades, lo llamo por teléfono a Cancún y él me dice ‘Te están encartuchando’. Él a todo le pone este tipo de frases y me argumentaba que todos buscaban ponerme en su contra. Yo le preguntaba si podía ser verdad todo lo que me estaba enterando. En ese momento fui una ilusa, pensaba que podía arrepentirse y dar marcha atrás. Pero como siempre fue demasiado autoritario, me obligó a viajar de inmediato a Cancún. Sabía que yo estaba revolucionada. Cuando voy a México, todo era mucho peor que acá. Son las propias chicas las que me comentan el calvario que estaban viviendo. Ahí sentí por primera vez que no había vuelta atrás. Por más que sea su hija y él mi padre, no hay quien aguante saber de mujeres y jóvenes menores de edad que son obligadas a estar con narcos bajo cualquier circunstancia, aún con cadáveres a su lado. Ellas no podían hacer nada, sólo debían seguir las órdenes de los Zetas”.
–¿Qué diferencias hay en la organización entre México y Buenos Aires?
–El sistema de trabajo impuesto a las chicas de México es mucho más duro que el de acá. No olvidemos que los socios de mi padre, Los Zetas, se dedican al narcotráfico y a descuartizar gente. Pero tanto acá como allá utilizan un sistema de multas para las chicas en caso de rechazar a un cliente, darle el teléfono o querer escapar. Además, se anota lo que va haciendo cada una con planillas, por ejemplo “Cobros en efectivo por los servicios”, que deben dejar en la caja de los locales. Las chicas son numeradas del 1 al 100 y los servicios también se anotan en código: 1 y 2 es baile en el caño o en el salón, 3 es mamada, 4 sexo completo, 5 salida con el cliente.
Entre mediados de enero y febrero del 2011, Lorena Martins empezó a recolectar información que comprometía a la organización montada por su padre. “En Buenos Aires lo que detecté son grandes aportes de dinero a funcionarios del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y coimas a la policía.
Entre la policía, los empleados del gobierno de la ciudad y la SIDE, la organización sigue con vida.
En el prostíbulo de Anchorena hay más de tres intimaciones para que presenten los planos de
incendio y hoy sigue abierto, hacen caso omiso y nadie fue a verificar. ¿Alguien me quiere hacer creer que no están arreglados?”. En esos primeros meses como “infiltrada”, Lorena sufrió –denuncia– el apriete de dos integrantes de la organización: Virginia Solís y Pablo Paternostro.
“Registraron toda mi habitación y yo les hice una querella criminal por amenazas y robo de documentación. Esto fue en agosto, en el juzgado de instrucción 14. Mi domicilio estaba ubicado en el segundo piso de Anchorena 1119/21, donde actualmente funciona uno de los siete prostíbulos propiedad de mi padre, el Appart Hotel y Swinger Club Anchorena. Temí que me mataran y para amedrentarlos, llamé a mi papá y le dije que si me seguían amenazando, me iba a cortar las venas”.
El 29 de octubre pasado, Lorena denunció que dos hombres enviados por su papá intentaron entrar a su vivienda. “Cuando él me manda los matones a esta casa, yo estaba con tres abogados que pudieron atestiguar las amenazas de muerte que recibí. Todo se puede probar y que mi papá manda a gente a apretarnos, también”, asegura Lorena, que insiste en que lo suyo no es otra cosa que una arriesgada batalla contra la trata de personas.
“A mí me convenía callarme y cobrar el sueldazo que me daba su organización. Era lo mejor para la familia, callarse la boca. De hecho, la asignación que le pasaba a mi mamá la cortó por la denuncia”.
–Su padre dice que usted y su madre le reclaman 4 millones de dólares.
–En el divorcio no hay ningún reclamo de tipo económico. El trámite está recién iniciado. Dice que es extorsionado por dinero y es mentira. Que presente una documentación.
Durante la entrevista, la madre de Lorena no ha parado de atender el teléfono. “Los canales de televisión y diarios mexicanos preguntan ‘por la hija del criminal Martins’. Allá es considerado un criminal, mientras en la Argentina lo ampara el poder político”, dice Cristina.
–¿Usted le teme a su marido?
–Le tuve mucho miedo durante muchos años. Pero mi hija me ha dado coraje y ahora le temo un poco menos.
Nota y foto: http://veintitres.infonews.com
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