Viven en San Francisco, Córdoba. Ciegos de nacimiento, hace poco más de un año que estrenaron su título de mamá y papá, y la crianza de Aarón es el mayor desafío que afrontan. Siempre independientes y con ganas de superación, su pequeño bebé ilumina sus vidas y hace sobrellevar las barreras sociales que a diario enfrentan, como las dificultades para conseguir trabajo estable.
A pesar de su ceguera, Malvina Mayorga y Juan Manuel Rivara se han caracterizado siempre por demostrar que con esfuerzo, ganas y mucho amor todo se puede. Así, decidieron que formar una familia no era un sueño inalcanzable y hoy, con su pequeño Aarón Gael en brazos, contaron a La Voz de San Justo cómo viven este desafío de la paternidad.
Los oriundos de la localidad cordobesa de San Francisco, siempre manifestaron y llevaron a la práctica sus ganas de superación, y ahora lo demuestran aún más con la crianza de su pequeño bebé, de poco más de un año de vida.
Malvina destacó que pese a la ceguera “siempre fuimos muy independientes y ahora con nuestro hijo lo somos más todavía, nos manejamos solos gracias a Dios y el bebé no es ningún impedimento. Aarón también se va adaptando a nosotros, el nació con sus padres ciegos y aunque no tiene ningún problema en la visión, sabe cómo manejarse con nosotros (…) nos da todas las cosas en la mano, si tira la pelota y ve que nosotros no la vamos a buscar, la busca y la trae”.
Por su parte, Juan Manuel reconoció que al principio “como todo padre uno tiene miedo ante la responsabilidad de cuidar un bebé. Con nuestra discapacidad es un desafío y tenemos que recurrir a la imaginación y al ingenio para hacer ciertas cosas cotidianas. Por ejemplo para medir el agua para preparar la leche utilizamos jeringas de distinta medida”. “Más allá de eso, la discapacidad no es un problema. Aarón es feliz”, afirmó y reconoció que esto se lo deben a la formación brindada por sus padres.
Sin embargo, siguen encontrando barreras sociales, en especial, la falta de inclusión en trabajos y otras posibilidades como estudiar. Ambos reciben pensiones pero como no es suficiente dinero, realizan presentaciones en cumpleaños y fiestas familiares en las que Malvina canta y Juan Manuel se encarga del sonido, para poder sostener la economía del hogar. También el joven arregla computadoras y hace trabajos de electricidad.
“A nivel país se excluye al discapacitado por no arriesgarse a conocer qué hace una persona con nuestro problema. Hay barreras físicas pero creo que se necesita más educación. A mi esposo le gustaría tener un trabajo fijo, una mutual. No estamos pidiendo que nos regalen nada sino el derecho de poder trabajar”, manifestó Malvina. (InfoGEI) Ga
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