Falleció el sábado de un infarto mientras viajaba en un tren. Deja atrás una economía moribunda, donde uno de cada tres niños sufre desnutrición. Su hijo Kim Jong-Un (foto) lo sucedería en el cargo. Hay alerta en Seúl

El dirigente norcoreano, de 69 años (o 70, según otras fuentes), falleció el sábado 17 de diciembre, anunció entre sollozos un presentador de la televisión estatal. Si bien no precisó en un primer momento la causa, posteriormente la agencia oficial KCNA informó que Kim murió como consecuencia de un «infarto de miocardio severo y de una crisis cardiaca» que le sobrevino cuando estaba en un tren durante uno de sus habituales viajes fuera de la capital. El domingo se le realizó una autopsia.

Los funerales por el dirigente fallecido se celebrarán el 28 de diciembre en la capital norcoreana. Según KCNA, se organizará una capilla ardiente en el palacio de Kumsusan, donde se encuentra también el cuerpo del padre del dirigente fallecido, Kim Il-Sung, muerto en 1994, que podrá ser visitada entre el 20 y 27 de diciembre.

Además, se ha declarado un periodo de duelo del 17 al 29 de diciembre. El último día, se lanzarán disparos al aire y se guardarán tres minutos de silencio en todo el país. Todos los trenes y los barcos deberán hacer sonar sus bocinas.

KCNA llamó a los norcoreanos a seguir y reconocer a su hijo Kim Jong-Un, nacido en 1983 ó 1984 según las fuentes, como sucesor en la jefatura del Estado norcoreano. «Todos los miembros del Partido (de los Trabajadores), los militares y el público deben seguir fielmente la autoridad del camarada Kim Jong-Un y proteger y reforzar el frente unido del partido, del ejército y de la ciudadanía», según el despacho de KCNA.

Pobreza y armas nucleares

Kim Jong-Il deja a su hijo y sucesor Kim Jong-Un una economía moribunda en un país marcado por una mortífera hambruna y frecuentes episodios de graves penurias alimentarias. La desintegración de la Unión Soviética a principios de los años 1990 supuso el fin de las ayudas que el régimen comunista de Corea del Norte recibía de Moscú, lo que agravó la precaria situación del país asiático. Se calcula que en la última década del siglo XX murieron de hambre más de un millón de personas.

Los episodios de escasez de alimentos continúan actualmente y la ONU calcula que uno de cada tres niños norcoreanos sufre de desnutrición. Pero esa penuria económica no impidió a Kim Jong-Il proseguir con su programa de armas nucleares, que culminó con dos ensayos, en octubre de 2006 y en mayo de 2009. Durante meses hubo negociaciones a seis para un desarme, pero Pyongyang abandonó las negociaciones en abril de 2009.

 Alerta

Los Estados Unidos, Japón, la ONU y Corea del Sur siguen de cerca los acontecimientos que puedan sucederse en Corea del Norte.

En Seúl, el gobierno surcoreano se declaró es estado de alerta y convocó de urgencia para este lunes al Consejo de Seguridad Nacional, según la agencia surcoreanaYonhap. El presidente Lee Myung-Bak canceló todas sus citas previstas para el lunes.

El ejército surcoreano puso en alerta a las tropas que tiene desplegadas en la frontera con su vecino del norte, aunque de momento no se ha detectado una actividad inusual. Ambos países continúan técnicamente en guerra desde el conflicto que les enfrentó durante tres años a principios de los años 50 y que acabó con un armisticio en 1953.

En tanto, la Bolsa de Seúl cayó un 4,87% tras el anuncio de la muerte de Kim.

En Washington, un vocero de la Casa Blanca reiteró el compromiso de los Estados Unidos con la estabilidad en la península coreana y la seguridad de sus aliados. Mientras, el gobierno japones convocó de urgencia una reunión de seguridad para este lunes. Y el primer ministro nipón, Yoshihiko Noda, canceló un discurso y se reunió en su oficina con sus principales ministros.

Infobae.com

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