Tras una larga lucha contra el cáncer, el caudillo caribeño falleció hoy a los 58 años en Caracas.
«Hoy 5 de marzo, luego de haber acudido a la reunión del Consejo de Ministros, nos dirigimos a las instalaciones del Hospital Militar de Caracas, a seguir la salud de nuestro comandante presidente», comenzó un conmocionado Nicolás Maduro.
«En momentos en que nos encontrábamos recibiendo el parte y acompañando a su hija, recibimos la información más dura y trágica que podamos transmitir a nuestro pueblo», anticipó el funcionario con un nudo en la garganta.
«A las 4:25 de la tarde de hoy ha fallecido el Comandante Presidente Hugo Chávez Frías», anunció Maduro, quien entonces ya no pudo evitar que se le quebrara la voz.
«Se ha previsto un despliegue especial de todas las Fuerzas Armadas bolivarianas y de la Policía bolivariana, que en estos momentos se encuentra desplegándose para acompañar a nuestro pueblo y garantizar la paz», advirtió el vicepresidente de Venezuela.
«Asumimos su herencia, sus retos, su proyecto junto al acompañamiento de todo el pueblo. Sus banderas serán levantadas con honor y con dignidad. Donde esté usted, gracias, mil veces gracias por parte de este pueblo que usted protegió, amo y nunca le falló», volvió a quebrarse Maduro.
Antes de finalizar su mensaje, el funcionario manifestó: «A nuestro pueblo le pedimos canalizar nuestro dolor en paz, con tranquilidad».
La lucha de Chávez
“Tengo razones médicas, científicas, humanas, amorosas y políticas para mantenerme al frente del Gobierno y de la candidatura con más fuerza que antes», dijo Hugo Chávez en julio del año pasado.
Libraba por entonces una dura lucha contra el cáncer, con viajes esporádicos a Cuba para someterse a sesiones de quimioterapia y estudiadas apariciones ante la prensa. Mientras la gravedad de su salud era un misterio, este ex militar proclamaba sus deseos de gobernar en Venezuela hasta 2031.
Chávez tuvo ansias de perpetuidad, y nunca las ha ocultado.
El venezolano se consideraba un continuador de la tarea emancipadora del prócer Simón Bolívar, cuyos restos no ha dudado en sacar del mausoleo para recomponer por computadora su “verdadero” rostro.
Su fanatismo por el Libertador le dio el mote de “bolivariano”, título que ha defendido con una doctrina que mezclaba la bandera del antiimperialismo con la lucha por los derechos sociales. Todo ello, arropado bajo las prácticas del clásico caudillismo latinoamericano y referencias a Jesucristo, el Che Guevara, Fidel Castro, Mao o Marx.
Para la oposición, ese cóctel convirtió a Chávez en representante de lo peor de la política: un presidente despótico y populista, despectivo con sus detractores, sordo a las críticas y, sobre todo, con unas ansias irrefrenables de poder.
Los Estados Unidos, en tanto, lo consideraron un crítico implacable al que debieron soportar a cambio de sus barriles de petróleo.
Pero Chávez supo del magnetismo que provoca en las masas, que siempre lo adoraron. Entre 1999 y 2010 acumuló más de 1.300 horas de “cadenas” de radio y televisión, según un relevamiento de la consultora AGN Nielsen. Para la oposición, en cambio, las horas de «cháchara» presidencial sumaron durante todo su gobierno.
Infobae.com
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