Los dichos populares que siguen poniendo freno a la igualdad de género.
No Me Lo Digas Más: 13 frases cotidianas para entender la violencia de género, es una selección de diez frases populares, que vivimos escuchando desde que nacemos, y que refuerzan la desigualdad entre hombres y mujeres (y los estereotipos-prejuicios que la sustentan). 13 ilustradores chilenos sumaron sus imágenes a estos textos, para ilustrar un libro forma parte del Proyecto “Quiérete, Unidos contra la Violencia de género”, una iniciativa ejecutada por la ONG World Vision y financiada por la Unión Europea. El libro, de tapa rosa, tuvo su presentación internacional en la UC de Temuco (Chile) está disponible en su versión papel y online.
«Los micromachismos o la violencia simbólica que se encierra en ciertas percepciones o frases cotidianas, son el fiel reflejo de la violencia cultural que afecta a miles de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos» abre el prólogo. Leerlas y darnos cuenta que muchas veces las escuchamos y naturalizamos, o repetimos, es parte del proceso de pensar una cultura más igualitaria, que permita experiencias libres de seres humanos más allá del género que se les asigna al nacer.
¿Repetís alguna de estas frases?
1. Hay carreras para hombres y carreras para mujeres
Se mira con extrañeza a una mujer trabajando en una construcción, o de taxista, o de guardia, entre otras profesiones u oficios. Se mira de forma extraña porque en la sociedad se ha establecido históricamente que hay ocupaciones para hombres y otras para mujeres.
Este paradigma poco a poco se fue rompiendo, con la arremetida de la fuerza laboral femenina en todo ámbito social y, a través de las nuevas masculinidades, también vemos a hombres en ocupaciones que eran antes consideradas para mujeres.
2. Detrás de un gran hombre hay una gran mujer
Aunque parezca halagador influir como mujer en el reconocimiento alcanzado por un hombre, no debería relegarse a una posición secundaria. Esta frase denota que el éxito de un hombre en lo público se sostiene en el rol histórico de la mujer de mantenerse en la esfera de lo privado como el hogar, el cuidado de los hijos e hijas, etcétera. Desde esta perspectiva, para que un hombre tenga éxito, necesita de la compañía acrítica de una mujer que se vio forzada a no destacar en nada que opacara a su pareja y, a la vez, no la distrajera del trabajo doméstico e invisible que le “corresponde”.
3. Deberías ser un poco más «femenina»
Lo único que deberías ser y hacer es lo que te haga sentir cómoda y feliz. Las mujeres y niñas, culturalmente, han tenido que ajustar su comportamiento y apropiarse de características y valores esperables para su género. Entre ellos encontramos atributos internos como la delicadeza, la afectividad, el cuidado maternal y, en aspectos superficiales, la apariencia, la belleza, los colores, los gustos, la inclinación por ciertos deportes y carreras.
4. Los hombres no lloran
Esta frase ha condicionado a los hombres a tener que comprobar constantemente su “hombría” ante otros, se ve obligado a reprimir sus sentimientos, lo que afecta su desarrollo emocional y sus relaciones interpersonales.
5. Ser mamá es lo más lindo de ser mujer
Si bien muchas mujeres ven en la maternidad una forma legítima de realización personal, lo cierto es que reducir el rol de la mujer hacia lo netamente procreativo y maternal, es obviar el aporte que ellas brindan a la sociedad en su totalidad.
Lo más lindo de ser mujer es el potencial humano de alcanzar su realización personal. Esto le permite contribuir socialmente a través de su inteligencia, sus emociones, su afectividad, su espiritualidad o de sus actos.
6. Se lo buscó por andar vestida así
Revela el control social que se ejerce sobre la conducta pública de las mujeres: si elige cierto tipo de ropa, se expresa con un vocabulario no “femenino” o transita por la calle a ciertas horas, ella provoca, ella es la culpable. Mientras que conductas masculinas como el acoso callejero no son condenadas y se naturalizan, la mujer es juzgada por no tomar las precauciones necesarias en un mundo lleno de peligros que debe y puede “evitar”.
7. Los hombres son más “razón” y las mujeres más “emoción”
Esta frase condiciona a las mujeres desde chicas a moverse en una determinada gama de emociones y comportamientos, sólo por haber nacido mujeres.
Fragilidad, dulzura y delicadeza, son algunas de las características que niñas y mujeres se ven presionadas a integrar a su forma de ser. Lo mismo desde lo masculino: hay espacios en los que no pueden expresar con libertad sus emociones por temor a la desaprobación social.
8. Ese color es de mujer
Desde bebés, a los niños y niñas se les compra ropa según su sexo: celeste para niños, rosa para niñas. Desde la más temprana edad se va imponiendo este patrón que continúa muchas veces hasta nuestra adultez. Socialmente, se coarta el uso de ciertos colores en ropa, en decoraciones y en diferentes instancias sociales, donde algunos son aceptados, y otros son símbolo de burla. Los colores no tienen género, son simplemente colores.
9. Si un chico te trata mal es porque le gustás
Un niño no maltrata a una niña porque le gusta, sino que posibleblemente está repruduciendo situaciones de violencia, ya que considera los malos tratos como normales o porque sus adultos cercanos no han alcanzado a advertir ni a corregir sus acciones.
10. A las mujeres no hay que entenderlas, hay que quererlas
Culturalmente, las mujeres son vistas como un grupo conflictivo y difícil de comprender, que se deja llevar por las emociones y no actúa de forma lógica. Ante esta imposibilidad de entender el “absurdo” del comportamiento femenino, se desecha la idea de profundizar en su lectura, subestimando sus actitudes y opiniones.
Mientras que la conducta masculina supuestamente, se ajusta al orden de lo racional y no cae en contradicciones, las mujeres sólo merecen cariño, no comprensión.
11. El mansplaining
Este término anglosajón que se traduciría como “hombre-explicando”, se refiere a la práctica común en la que un hombre asume que hay un menor conocimiento de una mujer sobre un tema determinado, solo por el hecho de ser mujer o por un exceso de confianza de su parte, llevándolo a hablar sobre un tema para silenciar a una mujer o superponerse a su opinión.
Es frecuente ver hombres bajándole el perfil a las opiniones de algunas mujeres o presenciar paneles de hombres en conferencias o medios hablando sobre temas que son de mujeres, incluso aunque existan expertas en dichos temas. También ocurre en el cotidiano el que algunos hombres imponen su opinión sin poseer mayores fundamentos, de una forma caracterizada por el paternalismo.
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